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España pide la solidaridad de la UE y afirma que hace todo lo que está en su mano
El Eurogrupo rechaza renegociar los ajustes griegos y aviva el debate sobre la salida del país de la moneda única
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEl ministro de Economía, Luis de Guindos, apeló ayer a la solidaridad de la zona euro tras una nueva jornada de histeria en los mercados con la deuda española en el centro de la diana. «A partir de aquí, lo que necesitamos es la cooperación de todos los socios», proclamó en referencia a los sacrificios acumulados en los últimos meses. El responsable económico reclamó el apoyo de los integrantes de la moneda única durante su cumbre mensual en Bruselas. En el encuentro, que también estuvo dominado por el creciente debate sobre la salida de Grecia del bloque, se analizó la reforma bancaria presentada el pasado viernes y que había sido exigida específicamente por el propio Eurogrupo.
De Guindos acudió a la capital comunitaria convencido de que el Gobierno se ha vaciado para dejar atrás la crisis. «España ha hecho todo lo que estaba en su mano», constató. El titular de Economía, que insistió en que el Ejecutivo lleva menos de cinco meses en el poder, destacó el alto ritmo y la ambición de las reformas aprobadas. Con estas credenciales, confió en que el Eurogrupo le brindara su respaldo en un momento muy delicado, con la prima de riesgo batiendo todos los récords y acercándose cada vez más al nivel de los países rescatados. «Se han tomado todas las medidas que se consideran adecuadas para volver al crecimiento y estabilizar la economía», abundó.
El ministro realizó el llamamiento a las puertas de un nuevo examen del Eurogrupo. Los socios de la moneda única analizaron en detalle la reforma financiera, definida por la Comisión como una de las «piedras angulares» de España en su estrategia para recuperar la confianza de los mercados. En buena medida, el respaldo estaba asegurado porque el Ejecutivo ha respondido a las peticiones de sus socios. Los integrantes del bloque remarcaron especialmente la necesidad de encargar auditorías independientes para aclarar el estado de los balances de los bancos, un planteamiento que se incluye en el paquete diseñado por el Gobierno.
El apoyo a la reforma se hizo notar desde antes de la cumbre, aunque en algunos casos con comparaciones extremas. «España no es una segunda Grecia», reflexionó Luc Frieden, ministro de Finanzas de Luxemburgo. Aunque reconoció que el país se encuentra en una posición «difícil», prometió que la zona euro le «acompañará» en el camino hacia la recuperación. Su homóloga austriaca, Maria Fekter, también aplaudió los esfuerzos del Ejecutivo y aseguró que todos los socios dan la «bienvenida» al plan para sanear la banca.
La situación de España acaparó buena parte de la atención, aunque el tema estrella volvió a ser Grecia. De Guindos, incluso, atribuyó el descalabro en la prima de riesgo a las dificultades para formar Gobierno en el país heleno. Según explicó, el vertiginoso ascenso en el diferencial con el bono alemán no fue exclusivo de la deuda española y todas las bolsas del continente se vieron castigadas por la volatilidad. «Europa está viviendo unos momentos complejos, especialmente con el tema griego, y es allí donde tenemos que tomar decisiones», indicó. El titular de Economía eludió elucubrar sobre la posible salida de Atenas del euro, pero recordó que debe cumplir los «compromisos» adquiridos.
Algunos ministros apuntaron que los tratados no contemplan ninguna amputación en el euro. Solo está previsto que un país pueda dejar la UE, lo que obligaría a Grecia a abandonar ambos bloques y renegociar su entrada salvo que se acordara algún tipo de vía intermedia. Pese a que parece descabellado que Atenas hiciera menguar a los Veintisiete, la ministra de Finanzas austriaca hasta se imaginó estudiando la candidatura helena para un nuevo ingreso. «Lo examinaríamos con mucha más atención que cuando entraron en el euro», avisó.