Alonso adelanta a Maldonado en la primera curva del Gran Premio de España. :: VALDRIN XHEMAJ / EFE
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Maldonado, por Venezuela

El asturiano se va de Barcelona con un Ferrari al alza y en evidente evolución y el liderato del Mundial compartido con Vettel Logra la primera victoria para su país en la F-1 en un vibrante duelo con Alonso

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Como Teruel, Venezuela existe. Desde ayer dejó de ser un mero punto de abastecimiento de dólares provenientes del petróleo para ingresar en el libro de oro de la Fórmula 1. Ganó Pastor Maldonado, el Alonso de Caracas. Un piloto criado en Europa, entre Italia e Inglaterra, cuya gran conquista hasta la fecha había sido llenar las arcas del histórico equipo Williams con el dinero bendecido por Chávez. Y en Montmeló expuso argumentos para que se le considere por mucho más. Ganó el duelo con Fernando Alonso en una ensalada de cambios de neumáticos, desgaste de las ruedas y paradas en los garajes. El español sacó la calculadora con el adelantamiento y la victoria a la vista. Se va de Barcelona con el botín: un Ferrari al alza en evidente evolución y el liderato del Mundial compartido con Vettel.

Cunde en la Fórmula 1 un cartel de obligado cumplimiento. Sin inglés eres un cero a la izquierda en el paddock. Late el idioma de Shakespeare como lengua universal aceptada por todos los integrantes de esta caravana. Las sedes de los equipos están en Inglaterra, en los alrededores de Milton Keynes, y la única fonética admitida en el discurso humano es la inglesa. Bullen por su lado el alemán y el italiano como influyente canal de comunicación. Y todo lo demás no existe, incluido el castellano.

Alonso era hasta hace poco un islote que flotaba suelto. Este año el poder inglés no se ha atenuado, pero al menos no es unánime en la influjo por avasallamiento. Hay un equipo español, HRT, y cuatro pilotos cuya lengua materna es el español: Alonso, De la Rosa, Maldonado y el mexicano Sergio Pérez.

Maldonado y Alonso rivalizaron en un choque de trenes inesperado en Montmeló, al ritmo de una temporada que invoca a la sorpresa cada fin de semana. Cinco carreras y cinco ganadores distintos con cinco escuderías diferentes.

Alonso salió como acostumbra este año. De cine. El sistema funciona a la perfección en Ferrari y el español aguantó la embestida de Maldonado, el propietario de la pole, que se echó hacia la derecha en un feroz intento por no perder su botín. No lo consiguió y en esa primera curva se inauguró el duelo.

El español navegó poderoso con un Ferrari que ha mejorado varias leguas y se lanzó de cabeza a por la victoria. Su ritmo de martillo pilón no fue suficiente para alejar a Maldonado, que concursó pegado al alerón del español, unas veces por delante y otras detrás, pero siempre cerca.

De la mano

Alonso y Maldonado se copiaron la táctica y caminaron de la mano. Cuando se detuvo el español, paró de inmediato el suramericano (vuelta 11 y 12). Con los Lotus siempre un escalón por detrás y el resto sin posibilidad de arrimarse a la pareja dominante, Alonso perdió terreno en la segunda entrada en el garaje. Maldonado paró antes y Alonso se encontró tráfico con el francés Pic (Marussia). El venezolano adelantó al asturiano y ambos jugaron con la calculadora y los nervios. El desgaste de los neumáticos era la clave y las decisiones de los ingenieros respecto a cuando parar, mucho más.

En un santiamén, Maldonado se escapó seis segundos por ese desliz, pero sus ruedas se consumieron antes que las de Alonso. Cuando ambos realizaron la tercera entrada en el box, estaban casi a la par, pero Ferrari retrasó la parada un par de vueltas, las suficientes para que el venezolano cogiese aire.

A 25 giros del final, el panorama de carrera era electrizante. Maldonado, por delante con Alonso pegado a su coche y Raikkonen amenazando a ambos en la distancia con ruedas más frescas y más velocidad.

La remontada de Hamilton quedó en tercer plano dada la emoción por la victoria. Salió el último y terminó octavo. Es el piloto que mejor adelanta. También pasó de puntillas el pequeño descalabro de Red Bull, muy lejos de la victoria.

En el tramo final triunfó la cabeza fría antes que la emoción de brindar con los paisanos. Alonso se olvidó de Maldonado porque no tenía ruedas para combatir al venezolano y tuvo que protegerse ante Raikkonen. No lo consiguió el finlandés y el asturiano pudo festejar medio premio: vuelve a ser colíder del Mundial en la fiesta de Venezuela.