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Grecia asiste al agotador juego de los partidos en busca del Gobierno que evite el desastre

Conservadores y socialistas aceptan formar un Ejecutivo de «confianza», pero la izquierda radical se desmarca y apuesta por el adelanto electoral

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El futuro de Grecia sigue en el aire y las principales fuezas políticas se afanan en evitar una nueva convocatoria electoral. El anuncio de unos comicios para junio sería la puntilla para su maltrecha economía, ya que se prevé que el próximo mes agote el dinero de sus arcas. Evangelos Venizelos, líder de los socialistas helenos (Pasok) y padre del plan de austeridad, logró el apoyo de Nueva Democracia (ND) -fuerza de centroderecha- para formar un Gobierno de consenso al que Dimar -coalición de izquierda- ya se había adherido el jueves. Ambos partidos solo exigieron que Syriza -izquierda radical- se sumase al acuerdo, pero la segunda fuerza política del nuevo Parlamento rechazó a última hora formar parte de un nuevo Ejecutivo.

La formación dirigida por Alexis Tsipras no rebajó sus planteamientos contrarios al plan de austeridad impuesto por la 'troika', compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). «El pueblo se ha opuesto a los recortes. Nadie tiene derecho a aplicarlos», comentó a la televisión tras reunirse con Venizelos. Y es que la izquierda radical quiere acudir de nuevo a las urnas en junio y aprovecharse del efecto positivo de los comicios legislativos del pasado domingo, ya que según los últimos sondeos daría un vuelco a esos resultados y se convertiría en la principal fuerza de la Cámra griega.

Pese al traspié sufrido ayer, a Evangelos Venizelos todavía le queda un día para cerrar un pacto y evitar el fracaso institucional. La idea que más se había repetido en las últimas horas era la de formar un Gabinete compuesto por «personajes políticos dignos de confianza» y que recibirían el apoyo parlamentario de las cuatro formaciones participantes en las negociaciones. Nueva Democracia (108 escaños), Pasok (41) y Dimar (19) suman mayoría absoluta, pero colocaron como condición la adhesión de Syriza (52 escaños) para aportarle una mayor autoridad al Ejecutivo y no «sembrar» dudas sobre la viabilidad del país.

Pese a este intento de conciliador, las duras críticas y la clara desconfianza existente entre los partidos griegos no cesaron. Antonis Samaras, líder de ND, no dudó en cargar contra Tsipras y le tachó de ser «el último bastión del populismo y del parasitismo». «Desde el segundo día, admitió que no tiene programa para gobernar. Ha provocado incertidumbre en el país y ha fortalecido a nuestros enemigos fuera», afirmó ayer. En su opinión, la escalada de «los partidos extremistas» ha sido una consecuencia directa de los duros planes de austeridad fijados por Bruselas.

Un suicidio

Desde que se conocieron los resultados de las legislativas helenas del pasado domingo, la presión de los Veintisiete y los mercados no han parado. El programa que ha planteado Venizelos a sus posibles socios en el poder se adapta a lo exigido desde Bruselas. Para Samaras, aislarse ahora de Europa sería «un suicidio», en un momento en que «las cosas empiezan a cambiar» y se empieza a apostar por el crecimiento frente a la austeridad.

De todas formas, Fotis Kuvelis, máximo dirigente de Dimar y uno de los principales impulsores de esta negociación, ya ha puesto fecha de caducidad a cualquier posible Gobierno de coalición: las elecciones europeas de 2014. «El objetivo -dijo Kuvelis- será mantener al país en la UE y en el euro, y liberarlo de forma gradual de la troika».