España no cumplirá con el déficit y será el único país de la UE en recesión en 2013
La Comisión estima que el desfase presupuestario alcanzará el 6,4% y urge a controlar el gasto de las comunidades
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEn un intento por hacer las previsiones macroeconómicas más legibles, la Comisión Europea divide por capítulos su extenso análisis y sintetiza en un título la situación de cada país. «Una lenta salida de la nueva recesión», resume el encabezamiento que abre el apartado dedicado a Italia, hasta hace poco compañera de España frente a los embates de los mercados. El examen del país transalpino no es un monumento al optimismo, pero dibuja un horizonte más o menos alentador. En el caso de la economía española, Bruselas vuelve a apuntar en la dirección contraria tras cuatro años de crisis. «Tiempos difíciles por delante», constata el documento en referencia a este ejercicio y el próximo.
Las cifras que corroboran las negras previsiones comunitarias se condensan en dos elementos: déficit y PIB. Sobre el primero, Bruselas certifica que España incumplirá el objetivo marcado tanto este año como en 2013. Para este ejercicio, el Gobierno había arrancado una relajación parcial hasta situarlo en el 5,3%. Pese a los profundos recortes aprobados por el Gobierno de Mariano Rajoy, la Comisión cree que los esfuerzos serán insuficientes y el desfase solo se reducirá hasta el 6,4% desde el 8,5% actual. El dato referente a la evolución de la riqueza nacional es todavía más difícil de digerir. En 2013, España será el único país de la UE en recesión. Hasta Grecia obtiene un pronóstico mejor.
La proyección del déficit era la cifra que se esperaba con mayor expectación. Durante la semana, se había especulado con la posibilidad de que la Comisión diera un año más de plazo, hasta 2014, al Gobierno para alcanzar la meta del 3%. Sin computar los recortes adicionales del Presupuesto del próximo ejercicio, las previsiones recogen que 2013 acabará con un desfase del 6,3%. La opción de más flexibilidad ni siquiera fue mencionada.
La Comisión, de momento, mantiene la austeridad como receta inamovible para una economía considerada vulnerable por la presión de los mercados. «Para España, la clave para reforzar la confianza y el crecimiento es abordar de manera inmediata los retos fiscales y financieros con total determinación», remarcó el comisario de Economía, Olli Rehn. El responsable finlandés tenía en su mano exigir más ajustes para cumplir el déficit, pero aplazó su decisión hasta el 30 de este mes. Ese día, el Ejecutivo comunitario presentará recomendaciones específicas a cada país y determinará «si son necesarias medidas presupuestarias adicionales».
A las espera de datos
Rehn rechazó un análisis concluyente porque todavía no cuenta con los ajustes de las comunidades, a las que culpó de la mayor parte de la desviación. El responsable comunitario también citó el desequilibrio de la Seguridad Social, muy lastrada por la tasa de paro, como el segundo factor que incide al alza en el déficit. Con este diagnóstico, remarcó la importancia de aplicar sin demoras la ley de estabilidad presupuestaria. Rehn tampoco se olvidó de la reforma financiera y juzgó «clave» para la recuperación recapitalizar la banca.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, se agarró al hecho de que no se incluyen todos los ajustes para justificar el incumplimiento en el techo de gasto público. En las propias previsiones, Bruselas admite que también se han dejado fuera cuestiones como la amnistía fiscal y la lucha contra el fraude porque resulta complicado determinar su impacto. En cuanto a la posible flexibilización de plazos, De Guindos rechazó que el Gobierno contemple escenarios «alternativos» a la senda trazada.
La Comisión no esconde los duros efectos que acarrea equilibrar las cuentas. Sus estimaciones sobre la evolución del PIB desvelan que España sufrirá la contracción más fuerte en la segunda mitad de este año por «el impacto a corto plazo de la consolidación fiscal». Los recortes, unidos a la débil demanda interna por el alto paro, explican el retroceso del 1,8% al final del ejercicio. De cara a 2013, las perspectivas son aún más sombrías. Mientras que el resto de Europa empezará a tomar velocidad, la economía española será la única que siga en recesión con una caída del 0,3%.
La evolución del paro completa un cuadro macroeconómico demoledor. Este año, el desempleo alcanzará el 24,4% antes de saltar al 25,1% en 2013. La Comisión destaca que, según los últimos datos, se han empezado a eliminar más contratos indefinidos que temporales. El análisis lamenta que los empresarios apuesten por el despido en vez de «reducir el número de horas trabajadas». En una reseña sobre la reforma laboral, se estima que permitirá aumentar la flexibilidad en las empresas, pero «a corto plazo» provocará una contención de salarios y más destrucción de empleo.
Las escasas notas positivas del diagnóstico comunitario se aprecian en el campo de la competitividad. Bruselas sostiene que las exportaciones cuentan con un horizonte «robusto». Acuciadas por el parón interior, las empresas han mejorado sus productos y ganan cada vez más cuota de mercado en el exterior. Esta tendencia se ha visto favorecida por la reducción de los costes laborales.