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Cospedal descarta que Arenas asuma la coordinación del partido
Los populares lanzan una campaña para defender las reformas del Gobierno y atacar la «irresponsable» oposición del PSOE
MADRID. Actualizado: GuardarLas relaciones entre María Dolores de Cospedal y Javier Arenas, dos pesos pesados del PP, hace años que no pasan por su mejor momento y se circunscriben al ámbito de lo estrictamente correcto. Mariano Rajoy, guardián de los equilibrios internos del PP, mantuvo viva esta incómoda cohabitación en el congreso nacional que los populares celebraron en Sevilla el pasado febrero.
En este cónclave, el líder del partido desoyó el runrún de algunos dirigentes y mantuvo a Cospedal como secretaria general, pese a ser presidenta de Castilla-La Mancha, sin nombrar a un coordinador que asumiese el día a día en la dirección nacional del PP. Rajoy situó a Arenas, entonces claro favorito para las elecciones andaluzas, en el tercer escalón como vicesecretario general de Política Autonómica. Pero el debate sobre si una presidenta de una comunidad autónoma puede dedicar al partido todo el tiempo necesario sigue abierto, aunque en privado, porque ningún barón regional se atreve a plantearlo en público. Esta cuestión incomoda, y mucho, a Cospedal, como quedó patente ayer, durante la presentación de la campaña 'Reformas: Garantía de futuro', con la que el PP quiere «volcarse» en la defensa del Gobierno.
Preguntada dos veces durante la presentación de la campaña publicitaria si Arenas podría ejercer como coordinador general del partido, tras consumarse el pacto PSOE-IU en Andalucía, Cospedal torció el gesto y recordó que en el reciente congreso del PP se eligió al presidente, a una secretaria general y a tres vicesecretarios generales, y no un coordinador general. O dicho de otro modo, no se resucitará el cargo de coordinador general, que asumió en el pasado Ángel Acebes para descargar de tareas al entonces número dos del PP y vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos.
María Dolores de Cospedal, en un tono neutro, comentó que valora «muchísimo» la figura de Arenas, al que auguró una gran tarea por delante en la dirección del partido. Eso sí, limitada a la Vicesecretaría de Política Autonómica y Local. Y nada más.
Más agresiva se mostró la número dos del PP cuando se le planteó el malestar de algunos altos cargos del PP porque entienden que el partido no ha sabido defender con la fuerza necesaria la gestión del Ejecutivo.
«Alguno hace lo que no debe»
Cospedal aseguró que no le había llegado ningún tipo de queja en este sentido y pasó a la ofensiva: «A lo mejor alguno que no está haciendo lo que tiene que hacer le pasa eso, pero los demás estamos muy ocupados ayudando al Gobierno del PP a que nos saque de esta crisis en la que nos metió el PSOE». Arenas, por su parte, se limitó desde Sevilla a comentar que su rol en el partido no va a cambiar y que, desde su área, estará «encantado» en colaborar con la secretaria general del PP.
En cuanto a la campaña 'Reformas: Garantías de futuro', explicó que durará una semana en prensa y radio, pero se negó a hacer público el coste. Solo dijo que costará lo que cobren los medios de comunicación por divulgar los mensajes publicitarios del PP porque la producción está hecha con los medios del partido.
Cospedal destacó además que el PP quiere defender al Gobierno por su «valentía» a la hora de emprender reformas «responsables y sensatas» frente a un PSOE que, «pese a sus engaños, no genera grandes entusiasmos en la sociedad», en alusión al último estudio del CIS que otorga al PP una ventaja de once puntos sobre los socialistas pese a los severos recortes puestos en marcha por Rajoy. Lamentó que el PSOE esté «intentando alarmar a la población, provocar incertidumbre, inquietud y, muchas veces, miedo en la ciudadanía».
También dejó claro que esta iniciativa pretende contrarrestar la estrategia del PSOE de poner el acento en los incumplimientos del programa electoral con el que el PP ganó las elecciones generales.
Cospedal insistió en que el Gobierno sí cumple con una parte «importantísima» de sus promesas electorales, como la de controlar el déficit público, mejorar la gestión de la Sanidad y de la Educación o acometer la reforma laboral y la del sistema financiero.