La violencia en Siria salpica a los emisarios de Naciones Unidas
Los primeros datos de la consulta resultaron ser los de siempre y el partido del régimen consiguió la mayor parte de los escaños
EL CAIRO. Actualizado: GuardarLos cascos azules de la ONU pudieron comprobar ayer en sus propias carnes que el alto el fuego en Siria es un mero espejismo. Seis soldados sirios resultaron heridos al explotar una bomba al paso de su vehículo, que escoltaba a un convoy en el que viajaba hacia Deraa el jefe de la misión de los observadores de Naciones Unidas. La misión, que pronto llevará a cabo el despliegue completo de 300 militares desarmados, es la última oportunidad para frenar la guerra civil, advierte Kofi Annan.
«Esto es un ejemplo de lo que está sufriendo el pueblo sirio a diario», dijo el general noruego Robert Mood, que lidera el equipo de observadores. Todos los enviados de la ONU salieron ilesos del ataque, del que se desconoce la autoría. La oposición siria se apresuró a culpar al Gobierno, achacándoles un supuesto intento de expulsar a los observadores del país, aunque sin ningún tipo de pruebas.
Más de 9.000 personas han fallecido en Siria en más de un año de rebelión contra el régimen. Aunque la violencia se ha reducido desde la entrada en vigor del alto el fuego negociado por el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, el pasado 12 de abril, todos los días siguen muriendo personas. Los propios observadores han reconocido que ambas partes están violando el alto el fuego. Ayer, Mood insistió en la necesidad de que «todas las formas de violencia terminen», y el propio Annan aseguró el pasado martes que la misión de observación «es la única posibilidad que queda para estabilizar el país». La ONU considera que cuánto más rápido pueda desplegarse el grueso de los observadores (actualmente hay unos 70 en Siria), habrá más posibilidades de reducir la violencia y, por lo tanto, se podrá iniciar antes el diálogo político.
Falta de credibilidad
Sin embargo, teniendo en cuenta que la violencia continúa en el país y que las supuestas reformas emprendidas por el régimen no tienen ningún tipo de credibilidad ni con la oposición ni con la mayor parte de la comunidad internacional, es difícil imaginar el final de esta misión.
El régimen de Bashar el-Asad celebró el pasado lunes unas elecciones legislativas que ha intentado vender como epítome del pluripartidismo, aunque ayer, cuando se empezaron a atisbar los datos preliminares, resultaron ser los de siempre. La coalición que agrupa al gobernante partido Baaz y a una serie de formaciones menores afines, Unidad Nacional, ha conseguido la mayor parte de los escaños del Parlamento sirio.
En algunas regiones como Tartús se ha hecho con todos los asientos, y lo mismo se esperaba que sucediera en muchas otras provincias, incluidas algunas en las que la rebelión y la posterior represión del régimen ha sido feroz, como Idleb. La oposición contra el régimen en el poder desde hace cuatro décadas había boicoteado los comicios.