Obama, contra el desencanto de las bases demócratas
Un preso condenado a 17 años por extorsión arrebató el 40% de los votos al presidente en West Virginia
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarHace cuatro años era el candidato de la esperanza, el que iba a hacer la revolución en las urnas. El martes, sin embargo, Barack Obama, que ha barrido silenciosamente dentro de su partido en unas primarias sin rival, vio cómo un preso de Texas le arrebataba el 40% de los votos de West Virginia solo por poner su nombre en las papeletas. «Yo he votado contra Barack Obama», dijo un electricista a AP. Cuatro de cada diez hicieron lo mismo. Probablemente ni siquiera sabían quién era Keith Judd, que desde que entró en prisión en 1999 se dedica a poner su nombre en todas las papeletas que puede y ha presentado tantas demandas frívolas que en Texas se le ha prohibido volver a hacerlo, salvo que sean por causa criminal.
El preso 11593-051 de Texarkana, condenado a 17 años y medio de prisión por extorsión, tiene mucho tiempo en sus manos, pero hasta ahora no le había lucido. Los demócratas buscaban ayer algún resquicio legal que les permita descalificarlo, porque de lo contrario tendrá derecho a enviar este verano a uno o dos delegados a la Convención del partido. Para presentarse a las elecciones Judd solo tuvo que enviar 2.400 dólares, además de demandar a la secretaria de Estado que en las anteriores elecciones no quiso incluirle.
Casi nadie le conoce, pero precisamente por eso la humillación es mayor. Judd se autodenomina de la religión rastafari, asegura que su padre inventó la bomba atómica y cita en su currículo haber sido miembro de la federación de superhéroes. Con todo, ganó al presidente entre los de su propio partido en 9 condados y redujo su victoria a menos del 60% de los votos en 30 de los 50 condados donde Hillary Clinton ganó en 2008. Por eso, y porque entonces uno de cada cinco votantes citaron motivos raciales, los estrategas dicen que es un caso de racismo agravado por las políticas energéticas del presidente, que caen mal en un estado minero.