ESPAÑA

El Gobierno invita a los nacionalistas catalanes a volver a trabajar «juntos»

Soraya Sáenz de Santamaría reclama a CiU que deje de lado las diferencias porque la lucha contra la crisis requiere unidad

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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El PP no da por perdido el apoyo de CiU a los programas de ajuste y las reformas de Mariano Rajoy. Aunque desde la federación nacionalista quisieron dejar claro que la enmienda a la totalidad que presentaron contra los Presupuestos marcaba un punto y aparte en las relaciones entre CiU y PP, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, lanzó ayer un llamamiento a la responsabilidad de los nacionalistas para que retomen el clima de colaboración que mantuvieron al principio de la legislatura de Rajoy, cuando respaldaron al PP en el Congreso en la reforma laboral, la amnistía fiscal, la Ley de Estabilidad Presupuestaria, la reforma del sistema financiero, así como en el primer paquete de medidas de ajuste aprobadas por el Ejecutivo central nada más llegar al poder.

En los próximos meses habrá que «afrontar reformas» nuevas y es deseable que sea en un «clima de entendimiento» y de «unidad», clamó la vicepresidenta en la clausura del decimotercer congreso del PP catalán. «Hay que hacerlo todos juntos», añadió. En la primera fila de las butacas del Palacio de Congresos de Barcelona estaba Oriol Pujol, portavoz de CiU en el Parlamento catalán y secretario general de Convergencia, que ni se inmutó ante el requerimiento de la número dos y portavoz del Ejecutivo.

El PP, que goza de una mayoría suficiente para sacar adelante las iniciativas legislativas en el Congreso, necesita a CiU para trasladar una imagen de consenso y fortaleza a los mercados y a los socios europeos. Mariano Rajoy, además, ha instado un par de veces a los dirigentes de su partido a que no cejen en la búsqueda de apoyos parlamentarios porque aunque el PP pude aprobar en solitario todos los proyectos que crea conveniente es más recomendable contar con apoyos.

«Los catalanes y el resto de los españoles quieren que aunemos esfuerzos para el gran objetivo de país», insistió Sáenz de Santamaría. «Tenemos que trabajar juntos, limando diferencias y buscando puntos de encuentro para superar las dificultades», señaló la vicepresidenta, quien hizo una encendida defensa de la agenda reformista de su partido, como herramienta para ser más competitivos y como única manera de salir de la crisis.

Aunque la número dos del Gobierno puso el acento en que el Ejecutivo central «está volcado con Cataluña», a la que presta todo su apoyo financiero, en infraestructuras y respaldando a las pymes, no hizo ninguna referencia a los 211 millones de la disposición adicional tercera del Estatut que reclama la Generalitat y que son uno de los puntos más serios de fricción entre ambos Ejecutivos.

Desde CiU siempre reclaman gestos, pero la vicepresidenta, en su discurso, no lanzó ninguno de manera explícita. Lo que sí hizo fue recordarle a la federación nacionalista que el PP ejerce una «oposición responsable» en Cataluña, donde ha permitido que el Gobierno de Artur Mas haya podido sacar adelante los presupuestos de la Generalitat gracias a los populares. «Es tiempo de construir y no de sembrar el camino de obstáculos», remató.

Más recortes

El tono conciliador y de mano tendida de Sáenz de Santamaría no coincidió con el que desplegó en la clausura del congreso la presidenta del PP catalán, que como el sábado, fue muy crítica con CiU, a la que acusó de liderar una hoja de ruta rupturista y separatista. Además, y a pesar de que el Ejecutivo catalán ha sido pionero en las políticas de recortes, Alicia Sánchez-Camacho, que en este congreso ha reforzado su liderazgo y ha marcado distancias con CiU ante su evidente acercamiento a Esquerra Republicana, instó a Artur Mas a ir aún más allá en los ajustes y emular el tijeretazo que han dado en el gasto público algunas de las autonomías gobernadas por el PP.

Sobre todo, precisó la presidenta de los populares catalanes, en la supresión de empresas públicas, en la concesión de subvenciones innecesarias y en la inversión en medios de comunicación, y puso el ejemplo de la Comunidad Valenciana, que prevé despedir a mil empleados en su televisión autonómica.

Y fue precisamente en este aspecto cuando Sánchez-Camacho logró levantar a sus correligionarios de la silla. «Le decimos al 'Govern' que no haga de TV3 una televisión independentista, que traslade la Cataluña real y no la oficial. Estamos cansados», afirmó entre el entusiasmo de los populares catalanes.

La presidenta de los populares tildó, además, de «falsos mesías» a los nacionalistas catalanes porque han sembrado la idea de que conseguir el pacto fiscal será el remedio para todos los males económicos y financieros de Cataluña.