ANDALUCÍA

LA SORAYA ANDALUZA

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H ACE una semana escribía en este espacio la apuesta que circulaba en los ambientes políticos de Sevilla sobre la posibilidad de que Susana Díaz entrara en el Gobierno en una especie de 'operación Pajín' para tranquilizar al tormentoso PSOE andaluz cara a su congreso regional. Ha ocurrido. Díaz se ha convertido en la estrella del Gobierno de José Antonio Griñán, desbancando incluso a los consejeros de Izquierda Unida, la verdadera gran novedad. A Griñán siempre le han gustado los golpes de efecto y nada tiene que en la decisión de nombrar consejera de Presidencia e Igualdad a Díaz haya un poco de esto.

Pero hay otros elementos que también tienen mucho que ver con su peculiar personalidad política, esa que se alimenta de aparente imprevisión e inteligencia emocional, tan de moda. Creo que él lo tiene todo previsto, aunque ha aprendido a callarlo para que no se deshaga por el camino. Hace varios meses, en una conversación con tres periodistas, entre ellos la que escribe, en los pasillos del Parlamento expresaba su admiración política por la secretaria genaral del PP, Dolores de Cospedal, y se desahogaba suspirando porque en el PSOE hubiera dos o tres 'cospedales' con igual nervio para levantar al partido. Pues bien, creo que Griñán ha encontrado en Díaz a su 'Cospedal', aunque parezca que el papel encomendado se aproxime más al que Rajoy asignó a Soraya Sáenz de Santamaría en el Gobierno.

Susana Díaz tiene más poder que Mar Moreno en el mismo cargo y no sólo porque su consejería asuma las políticas de Igualdad y estén bajo su mando las delegaciones provinciales. Griñán le ha señalado como voz cantante de su gabinete frente precisamente a la vicepresidenta del Gobierno y a los ajustes de un modelo político que quiere combatir con otro de defensa a ultranza de derechos sociales con gestión pública; y como jefa de consejeros y vigilante del acuerdo con IU. Algunos la comparan con Zarrías, como escudera del presidente para evitarle el barro político.

Pero opino que hay algo más. Griñán ha anunciado que Díaz abandonará su responsabilidad como secretaria de Organización del PSOE-A, que tan mala imagen le ha dado en el partido. Puede que el objetivo sea ese, mejorar la imagen de la sevillana. ¿Está preparándola para la sucesión? No es descabellado.

El perfil de Díaz por edad y por coraje político encaja perfectamente con la idea de Griñán de quiénes deben asumir el relevo en el PSOE. El se ve a sí mismo como hombre de transición, como el 'pater' de los nuevos líderes socialistas. No oculta su admiración por Eduardo Madina y es conocida su apuesta por Carme Chacón en lugar de su viejo amigo Rubalcaba en las primarias. Por ello apostó por Rafa Velasco y Susana Díaz hace dos años. No acertó con Velasco. Se ha empeñado en acertar con Susana Díaz, incluso frente a sus muchos detractores dentro del PSOE. Creo que el presidente la ve como un diamante en bruto por pulir. Por ello la quiere cerca. Como Pigmalión, o mejor como el profesor Higgins de la obra de Shaw. Griñán es un buen orador. Díaz todavía no.