El socialista Francois Hollande, junto a su pareja, Valerie Trierweiler, abandonan la televisión. :: LIONEL BONAVENTURE / AFP
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Hollande gana el debate, pero Sarkozy se acerca

El centrista Bayrou anuncia que votará por el favorito socialista pero da libertad a sus 3,2 millones de electores

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Los sondeos de opinión dan al socialista François Hollande vencedor del debate televisivo mantenido el miércoles con el conservador Nicolas Sarkozy, saldado en tablas según los analistas políticos. Pero según un estudio del diario Le Figaro, el candidato a la reelección en el Elíseo reduce a cinco puntos (2,5 reales), la diferencia más corta en toda la campaña, la ventaja del aspirante de izquierdas (52,5% a 47,5%) a tres días de la segunda vuelta de las presidenciales francesas.

El favorito de las encuestas recibió ayer el respaldo del centrista François Bayrou, quien a título personal anunció que votaría el domingo por él. El presidente del MoDem dejó libertad de elección a sus 3,2 millones de electores (9,13%) de la primera vuelta. Pero juzgó que el giro de Sarkozy hacia la ultraderecha suponía una «línea violenta y contradictoria con nuestros valores». De ahí su voto a Hollande por representar la «unidad nacional» aunque sin compartir su programa económico, «inadaptado a la crisis inevitable que viene».

Un sondeo realizado en línea por la empresa LH2 con la colaboración de Yahoo muestra que el áspero y tenso debate del miércoles tuvo un impacto casi nulo en las intenciones de voto el próximo domingo. En todo caso, las casi tres horas de cara a cara mejoraron la imagen de ambos contendientes pues las opiniones positivas sobre Hollande subieron nueve puntos (56%) y las de Sarkozy aumentaron cuatro (47%).

Los 18 millones de telespectadores encontraron al presidenciable de izquierdas más serio, más simpático, más cercano a sus preocupaciones y más sincero. También les pareció más tranquilizador y más próximo a sus convicciones políticas, aunque los electores del Frente Nacional se reconocieron más en el discurso del mandatario saliente (51% contra 17%, el 32% ni uno ni otro).

Sarkozy fue visto más dinámico, más creíble, más competente y, sobre todo, con más estatura de jefe de Estado. De hecho pareció más convincente en asuntos exteriores, papel internacional de Francia, política europea e inmigración. También cobró ventaja en cuestiones económicas, control del gasto público, reducción de la deuda e inmigración.

Hollande convenció más en empleo, poder adquisitivo, educación y lucha contra las desigualdades sociales. En resumen, a la audiencia le pareció algo más convincente en general que Sarkozy (45% frente a 41%), aunque el electorado ultraderechista se decantó netamente por el candidato a la reelección (55% contra 23%). Otro sondeo de Ifop confirmó la impresión de que Hollande estuvo mejor en el debate (42% contra 34%).

La opinión general de los observadores es que el duelo dialéctico se saldó en combate nulo, tablas o empate. La conclusión, en palabras del politólogo Dominique Reynié, es que «no se vio a François Hollande en gran dificultad y, como es el favorito, el debate consolidó más bien su posición».

Confiado

Al día siguiente del ejercicio, Sarkozy opinó que el escrutinio «se jugará en un pañuelo». «Pienso que se puede ganar, que se va a ganar. Pero si los franceses deciden de otro modo, significará otra vida», declaró en referencia a su intención de abandonar la política activa en caso de derrota. El presidente-candidato señaló que el pasaje más difícil fue el capítulo fiscal. «Tenía que defenderme en dos planos: no haber hecho regalos a los ricos y, al mismo tiempo, justificarme por no haber bajado los impuestos porque había una crisis y no quiero que Francia esté en la situación de España», expuso.

Sarkozy dijo que no le había sorprendido la combatividad de Hollande ya que «sé muy bien que hay mucha agresividad en él, que es socialista y tiene la certeza de que la legitimidad está en la izquierda». «No soy yo el que le comparó con un flan; fue su camarada Laurent Fabius», recordó. Por su parte, Hollande juzgó que el debate había servido para clarificar las posiciones de los dos candidatos. «No hay nada hecho, nada ganado. Todos los que quieren cambiar deben venir a votar. Todavía hay muchas incógnitas en este escrutinio», advirtió.