«El teatro invita a la tolerancia»
La Compañía Nacional de Teatro Clásico cierra este fin de semana en Cádiz la gira que ha llevado la obra de Calderón por toda España y parte de Latinoamérica El gaditano David Boceta interpreta mañana y pasado en el Falla al hijo de 'El alcalde de Zalamea'
CÁDIZ. Actualizado: Guardar'El alcalde de Zalamea' se retira este sábado. Pedro Crespo deja de ser perpetuo en Cádiz, tras las dos apariciones en el Gran Teatro Falla. La Compañía Nacional de Teatro Clásico cierra aquí la exitosa gira que ha llevado la obra de Calderón de la Barca, en versión y dirección de Eduardo Vasco, por toda España. Cuando se baje el telón se cerrará también una etapa de este grupo, que renovará buena parte de sus integrantes.
En esas filas está el actor gaditano David Boceta (Cádiz, 1977), que pisa mañana por primera vez el escenario del coliseo de su ciudad. El intérprete vuelve al hogar que le vio marchar en 1998, año en el que se trasladó a Granada para cursar la carrera de Sociología. Regresa encarnado en Juan Crespo, el hijo del alcalde, por ahora, su último papel. Ha interpretado varios desde que en la ciudad de la Alhambra, sin preaviso, se le metiera para siempre el gusanillo del teatro. Tuvo mucho que ver el actual director del Centro Andaluz de Teatro, Francisco Ortuño. «Todavía hoy es mi principal referencia», cuenta el gaditano. De su mano giró con la 'Historia de un soldado' de Stravinski. Fue esa «gasolina» la que le impulsó a establecerse en Madrid, donde estudió en la Real Escuela de Arte Superior de Arte Dramático. Y donde empezó a enlazar un rol tras otro. Participó en 'El búfalo americano' de David Mamut con La Chanza teatro, 'Cada loco con su tema (el aniversario)' de Chéjov junto al Teatro de Cámara Chéjov y fue Sansón Carrasco en la versión de la misma compañía de 'Don Quijote'. Fue entonces cuando a Eduardo Vasco se le ocurrió la maravillosa idea de fundar la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico para que sirviera de cantera. Boceta fue uno de los elegidos para engrosar esa primera promoción y tras 'Las bizarrías de Belisa' y '¿La noche de San Juan', ambas de Lope de Vega, el gaditano dio el salto a la absoluta (valga el símil futbolero). Aquí, Boceta ha sido el alférez Leonardo de 'De cuando acá nos vino' de Lope, 'El alcalde de Zalamea' y 'El perro del hortelano'. Precisamente el de Teodoro ha sido su primer papel protagonista, el que ha dejado de interpretar hace pocas semanas después de 114 funciones.
Contemporáneo
«La verdad es que el cambio no me viene mal, me apetece, lo necesito para oxigenarme. De todas formas, cierro una etapa estupenda y espero volvérmelos a encontrar muy pronto», dice Boceta, que no va estar ni un minuto parado. En su nueva etapa se volcará en la dirección de los dos grupos del que forma parte, La Chanza y otro que tiene en común con el también gaditano Antonio de Cos. Y queda por ver de nuevo a Boceta en la pequeña pantalla, ya que ha grabado la serie 'Isabel', pendiente de ser estrenada en Televisión Española.
Pero lo suyo es puro teatro desde aquel flechazo profesional con Ortuño. Ha andado el camino más difícil, el que todos los grandes de la escena coinciden al decir que es la verdadera escuela: el clásico. Aunque reconoce que ya va un poco cansado de hablar en verso, está encantadísimo con su trayectoria. «El teatro clásico tiene muchas facetas. Una es la evasión -Lope de Vega-, pero otra es la reflexión. Sigue siendo actual, en otro caso no se seguiría interpretando. El tema de 'El alcalde de Zalamea', aunque a priori parezca arqueológico, nos enseña algo muy valioso. Nos habla de cómo enfrentarse a los problemas», subraya.
David Boceta aspira en los próximos meses a hacer contemporáneo, a experimentar con las nuevas tendencias e interpretar papeles escritos por Miguel del Arco, Lorca o Chéjov, entre otros. «Desde joven había intentado expresar mi inquietud artística, desde la música hasta la pintura. Hasta que descubrí que lo mío era el teatro», reconoce. Lo suyo y lo de muchos espectadores, ya que en estos tiempos de crisis los patios de butacas de toda España están completos. «A medida que las cosas se ponen difíciles y aumentan los conflictos el teatro es más vital aún para dar una mirada serena, abierta, es una invitación a la tolerancia. Una ventana abierta a la comunicación», reflexiona el actor, que mañana cierra una etapa en el mismo lugar al que dejó para vivir su sueño: Cádiz.