Restos de un coche destruido en un ataque suicida talibán en Kabul. :: S. SABAWOON / EFE
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Los talibanes despiden a Obama con bombas

Un atentado suicida en la capital afgana provoca al menos siete muertos horas después de despegar el Air Force One

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Barack Obama llegó y salió por sorpresa de Afganistán en una visita relámpago de apenas seis horas a la que los talibanes respondieron con un atentado suicida en Kabul, la segunda gran operación en la capital en los últimos quince días. Al menos siete personas perdieron la vida y otras 17 resultaron heridas, según el Ministerio de Interior, después de un ataque suicida contra la 'Green Village' (villa verde), un complejo fortificado a las afueras de la capital destinado al alojamiento de extranjeros.

Este ataque marcó el inicio oficial de la ofensiva de primavera insurgente a la que este año han bautizado como 'Al-Faruq', en honor a un sucesor del profeta Mahoma. En un comunicado, los talibanes apuntaron a «los invasores extranjeros, sus consejeros, contratistas y los miembros de todos los departamentos militares y de los servicios de inteligencia asociados» como los principales objetivos de sus operaciones, en las que abogan por «evitar la muerte de civiles». La explosión y el hongo de humo negro dieron los buenos días a Kabul apenas dos horas después del adiós de Obama, en la que fue su primera visita en los últimos diecisiete meses.

El presidente viajó a Afganistán para firmar el acuerdo estratégico que garantiza la presencia americana en el país asiático hasta 2024 y que abre «un nuevo capítulo» en las relaciones bilaterales entre Washington y Kabul. «A partir de ahora Afganistán tiene un socio y un amigo en los Estados Unidos», recalcó Obama en un viaje con sabor a final oficial adelantado de la guerra, en el que resaltó los avances logrados en la lucha contra Al-Qaida en los últimos diez años.

Objetivo al alcance

Tras la reunión con el presidente afgano, Hamid Karzai, y la firma del acuerdo, el presidente de Estados Unidos voló a la base de Bagram para reunirse con los suyos. Los estadounidenses cuentan con muchas instalaciones en suelo afgano, pero Obama eligió la misma desde la que se lanzó hace exactamente un año la operación 'Geronimo' que acabó con Osama Bin Laden. El Air Force One aterrizó en la pista a la que llegaron desde Pakistán los helicópteros de los Navy Seals con el cuerpo del terrorista más buscado del mundo, la persona a la que George Bush puso un precio de 50 millones de dólares tras los atentados del 11-S.

En un hangar decorado con una bandera enorme de barras y estrellas y dos vehículos blindados a sus espaldas, el presidente aseguró que «el objetivo que me marqué de derrotar a Al-Qaida y evitar cualquier posibilidad de que se reconstruya está ahora a nuestro alcance». El nuevo acuerdo con Kabul es, sobre el papel, una herramienta más al servicio de esa meta, aunque de momento se trata de un marco general y no se han concretado detalles sobre la ayuda financiera anual y el número de soldados que mantendrán los americanos tras el repliegue de la OTAN fijado para 2014.

Tras más de un año de negociaciones, EE UU no quería que se repitiera el fracaso de Irak, donde no llegaron a ningún acuerdo con Bagdad. Así que Washington cedió en las dos condiciones impuestas por Kabul para asegurar su presencia en el país hasta 2024: transferir la competencia carcelaria y el fin de las redadas nocturnas.