El secreto mejor guardado de Abbottabad
El Gobierno de Pakistán borra todas las huellas de Osama bin Laden un año después de su muerte
Actualizado: GuardarSe acabó el espectáculo. Los niños juegan al cricket sobre la hierba que pisó Osama bin Laden durante los seis últimos años de su vida en Bilal, la pequeña pedanía de Abbottabad situada a 150 kilómetros al norte de Islamabad. Pakistán quiere borrar las huellas del millonario saudí y por eso acaba de deportar a sus familiares a Arabia Saudí. Antes, en febrero, las autoridades ordenaron demoler la casa de tres pisos de los Bin Laden. Tras derribar la estructura y el muro de protección, las máquinas dejaron restos de los escombros que los vecinos se apresuraron a recoger para reciclar hasta el último ladrillo.
No queda ni rastro de lo que hace un año se convirtió en el centro de las miradas de todo el mundo, cadenas internacionales se sumaron al ejército de medios paquistaníes que durante días hicieron guardia a las puertas de una casa a la que finalmente no se permitió el acceso de la prensa.
El circo mediático estuvo acompañado de la presencia de miles de curiosos que querían ver con sus propios ojos el escondite del hombre más buscado del planeta. No era la primera vez que Abbottabad vivía algo parecido ya que Hazara, la región de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa donde se encuentra, fue una de las zonas afectadas por el terremoto que sacudió Pakistán en 2005 y entonces llegaron hasta aquí las televisiones de todo el mundo, aunque con un objetivo bien diferente. Las montañas Kakul presiden el valle en el que descansa la ciudad rebautizada como 'Osamabad' y en sus lomas se advierte la presencia de numerosos puestos de control. Casas bajas de madera, caminos internos sin asfaltar, calles caóticas sembradas de pequeñas tiendas. a simple vista se trata de una localidad más de montaña de las que jalonan la mítica Karakorum Highway.
Pueblo terrorista
«Aún me cuesta creer que Bin Laden estuviera a menos de cinco minutos de mi casa», recuerda Mohsen Ali, vecino de Bilal consultado vía Facebook, indignado por la reputación de «pueblo terrorista» que ha quedado ligada a Abbottabad para siempre. Lo que era un secreto a voces se convirtió en realidad la mañana del 2 de mayo tras la operación 'Gerónimo' de las fuerzas especiales estadounidenses: tras la invasión de Afganistán, en 2001, Osama y los suyos encontraron refugio en suelo paquistaní y desde aquí dirigió 'la base'. Lo que nadie esperaba es que lo hiciera desde una casa situada a las puertas de la academia militar más prestigiosa del país.
Tres horas de coche son suficientes para cubrir los 150 kilómetros de distancia que le separan de Islamabad, es la carretera que llega a la frontera de China, la carretera que lleva a Havelian, una población sagrada para los sijs del mundo que realizan frecuentes peregrinaciones, o la ruta que toman los 'ochomilistas' para acercarse a Skardu, puerta de acceso al K2 o el G1.
El lemoarra Alex Txikon acaba de regresar de la zona y asegura que «siempre» pasan por allí. «Las ochos veces que he ido a Pakistán he recorrido el trayecto por tierra y Abbottabad es lugar de paso obligado. Los conductores y guías me decían lo de Bin Laden, pero justo paramos una hora y seguimos dirección a Islamabad. No noté nada extraño. Había un atasco tremendo para cruzar la zona del mercado», sostiene. Cuando la muerte de Osama se hizo pública no se lo podía creer porque aquello es «como un museo militar al aire libre», además en la montaña tienen contacto con soldados y saben «lo que esa localidad representa para ellos».