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La huida de un activista amenaza con abrir un conflicto entre EE UU y China

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Conflicto diplomático a la vista. Se avecina una borrasca que promete enturbiar la relación de las dos superpotencias mundiales. De momento se vive una tensa calma a ambos lados del Océano Pacífico por la huida de Chen Guangcheng, que hace una semana dio esquinazo a los guardas que desde hacía 19 meses le impedían salir de su domicilio. Razones hay para el roce, porque diferentes grupos de activistas chinos aseguran que el abogado se ha refugiado en dependencias de la legación diplomática estadounidense en Pekín, posiblemente en la propia Embajada.

Sin duda, a China no le haría ninguna gracia que uno de los activistas que más guerra pueden darle al régimen recibiese la protección de Estados Unidos. Por si fuera poco, el próximo jueves Hillary Clinton, secretaria de Estado, y Timothy Geithner, secretario del Tesoro, tienen previsto reunirse en el gigante asiático con los líderes chinos, razón por la que se ha puesto en marcha una silenciosa operación diplomática para evitar que la situación estalle al más alto nivel.

De momento, y a falta de confirmación oficial, lo único seguro es que el asistente de la secretaria de Estado, Kurt Campbell, voló el viernes a la capital china sin tener un plan previo para hacerlo, previsiblemente para negociar con las autoridades chinas antes de la llegada de su jefa. Clinton posiblemente también tendrá que dar cuentas sobre el papel que jugó su Consulado en Chengdu en el otro serial de intriga que vive el país: la caída de Bo Xilai, exmandamás de la ciudad de Chongqing.

Ofensiva diplomática

Mientras tanto, Pekín lanzó ayer la ofensiva que todos temían: Hu Jia -que actualmente está privado de sus derechos políticos-, un prominente disidente y amigo de Chen, fue detenido e interrogado durante horas. De He Peirong, la activista que ayudó a Chen a escapar, no se sabe nada. Su última conversación fue con Bob Fu, de la organización ChinaAid, a quien le dijo que había policías frente a su puerta.

Para evitar que la noticia llegue a sus súbditos, el Partido Comunista también se ha embarcado en una gran ofensiva censora en el ciberespacio. Al principio fue el nombre de Chen el término prohibido en las redes sociales, pero poco a poco se han ido sumando muchos otros. Ya ni siquiera se pueden buscar las iniciales, CGC, ni palabras como embajada, Linyi -pueblo natal de Chen-, e incluso 'hombre ciego' -Chen lo es-.