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La nueva cara de Al-Qaida

Aunque debilitada por la acciones de EE UU, la red terrorista golpea a través de grupos que operan en Yemen, Somalia, Irak y El Sahel

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Bin Laden ha muerto, pero su obra sigue viva. La falta de un gran atentado como respuesta al asesinato del gran líder y el éxito de las revoluciones árabes sin rastro de Al-Qaida en la lucha contra los dictadores han sembrado dudas sobre el estado de 'la base', pero nadie baja la guardia. «Al-Qaida es ahora como el departamento de soluciones de IBM», confesaba el exdirector de la CIA, Mike Hayden, en una conferencia que impartió un par de semanas antes de la operación 'Geronimo' y cuyo contenido sigue vigente. Un servicio de «asesoría», pero cada vez menor financiación a grupos de todo el mundo que desean sumarse a la franquicia para fortalecer su imagen.

«Al-Qaida ha recibido golpes muy duros y ha optado por la recolocación en distintas partes del mundo. En las zonas tribales apenas queda una decena de militantes puramente de la organización y su capacidad para llevar a cabo ataques a gran escala ha sido seriamente reducida», opina un experto en seguridad paquistaní que pide mantener el anonimato. Entre ese número reducido de miembros, sin embargo, se encontraría el núcleo central de la organización ahora dirigida por Ayman al-Zawahiri, por cuya cabeza EE UU ofrece 25 millones de dólares (18,8 millones de euros).

Los ataques de aviones no tripulados se han disparado desde la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, primero en Pakistán y ahora también en Yemen, nuevo santuario yihadista. La Fundación Nueva América calcula que al menos 43 líderes insurgentes han muerto por los ataques de drones desde 2004. La expansión de 'la base' pasaría hoy por cuatro zonas en las que grupos locales han abrazado las tesis de la red terrorista. El más importante es Al-Qaida en la Península Arábiga (AQPA), que integra las facciones saudí y yemení y es considerada una amenaza «global» por sus ataques en Yemen contra legaciones extranjeras en Saná y sus intentos de atentado en aviones con destino a EE UU

Los terroristas han aprovechado el caos interno provocado por la revuelta que ha acabado con la dictadura de Alí Abdulá Saleh y ya controlan diferentes partes al sur del país. La desestabilización generada por la 'primavera árabe' es uno de los factores que, según distintos expertos, podrían utilizar los grupos radicales próximos a Al-Qaida.

Al-Shabab, en Somalia, Estado Islámico, en Irak, y Al-Qaida en el Magreb, en el Sahel africano, completan el mapa de zonas con fuerte presencia insurgente, donde cuentan ya con auténticos ejércitos dispuestos a la lucha.