Marines se disponen a subir a un avión militar en la base aérea de Okinawa, en Japón. :: H. M. / EFE
MUNDO

EE UU saca 9.000 marines de la base japonesa de Okinawa

Varios casos de abuso sexual por parte de los soldados a adolescentes locales precipitan el acuerdo con el Gobierno nipón

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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La presencia militar de Estados Unidos en Okinawa, símbolo de su hegemonía en Asia tras la Segunda Guerra Mundial, se verá reducida drásticamente para atender las nuevas prioridades de la Administración Obama en la región. Al menos 9.000 marines de los 18.000 estacionados en la isla japonesa serán redistribuidos en otras bases estratégicas -como Guam, Australia y Hawai-, desde donde Washington aspira a contrarrestar la creciente influencia de China en el Pacífico sur.

El acuerdo alcanzado con Japón tras años de tiras y aflojas fue presentado por el Gobierno de EE UU como una victoria para ambas partes. Sirve para aliviar el fuerte resentimiento de la sociedad nipona a la permanente ocupación que aún soportan, mientras los norteamericanos logran encajar el difícil puzle de no relajar el esfuerzo militar en una zona considerada la gran prioridad del Pentágono.

De las dos partes, Tokio fue la que finalmente más cedió al verse obligada a sacar de las negociaciones su demanda de trasladar la base aérea de los marines en Futenma, situada en medio de una zona urbana, a una parte de la isla menos poblada. «Hemos sido capaces de desvincular la recolocación de Futenma de otros elementos, como la reubicación de los marines a Guam y la devolución de algunas partes de Okinawa», comentó Ichiro Fujisaki, embajador en EE UU de Japón, país que ayudará a financiar, con 2.388 millones de euros, el redespliegue de unos 5.000 soldados norteamericanos en Guam. La importante presencia militar estadounidense en la isla de Okinawa, cuya posición estratégica en relación con China, Taiwán y Corea la convierten en una pieza importante de la presencia militar global de EE UU, genera constantes roces con la población local. Varios incidentes en los que soldados extranjeros han abusado sexualmente de adolescentes han derivado en reiteradas peticiones para la evacuación de las tropas. En uno de los hechos más graves, ocurrido en 2008, un sargento de 38 años fue arrestado por acusaciones de haber violado a una niña de 14 años.

Por todo ello, aunque en privado, las autoridades norteamericanas hace tiempo que reconocen la importancia de reducir el impacto de la presencia militar como vía para seguir contando con el apoyo de Tokio. La nueva estrategia de seguridad del Pentágono, aprobada este año después de los duros recortes del presupuesto militar dictados por Washington, busca reducir el tamaño de las bases permanentes en beneficio de despliegues rotativos alrededor del mundo. La meta es buscar el ahorro -tanto en dólares como el capital político que se requiere para defender el mantenimiento de bases permanentes- sin que quede en entredicho la presencia global.