Una vida destrozada con solo 28 años
Actualizado: GuardarNadie pudo quedarse impasible ante el testimonio desgarrador de la víctima, que no apeló a ningún sentimiento de venganza en sus argumentos, sino a relatar unos hechos de gran crudeza y, sobre todo, a describir cómo es su día a día después de aquella jornada. Con solo 28 años necesita la ayuda permanentemente de una persona para cubrir sus necesidades más básicas. Anclado a una silla de ruedas, carece de sensibilidad alguna en las extremidades inferiores. El joven le contó al tribunal cómo ha llegado a sufrir quemaduras en las piernas porque no puede notar cuándo el agua está excesivamente caliente. No puede tener relaciones sexuales y requiere de ayuda para momentos tan íntimos como ir al baño. Sus padres viven pendientes a él y aunque tiene su residencia independiente, vive al lado de sus progenitores porque no puede valerse solo. Una vida destrozada por un accidente que pudo evitarse.