Carmen Machi, rubia y con un vestido rojo, en 'Juicio de una zorra'. :: LA VOZ
TEATRO

«Lo que hay detrás de cualquier guerra es el orgullo del hombre»

La popular intérprete restituye mañana en el Muñoz Seca el honor de Helena de Troya con la obra teatral 'Juicio de una zorra' Carmen Machi Actriz

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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«No le llego ni a las suelas de los zapatos», dice Carmen Machi sobre la mujer que la «posee» casi a diario sobre los escenarios de toda España. Ese ser eterno, inteligente, divertido, borracho de amor y de ganas de que la olviden no es otro que la bella Helena de Troya, según la mitología, la causante de una de las guerras más famosas de la historia. Escrita y dirigida por el dramaturgo de moda, Miguel del Arco, 'Juicio de una zorra' está considerado el espectáculo revelación de la temporada teatral y está copando buena parte de los premios escénicos del país, el último y más reciente, el Premio Valle - Inclán a la mejor Actriz para Carmen Machi. La intérprete madrileña (1963) vuelve mañana a enfundarse en su vestido rojo de 'femme fatale' para desnudar la verdad de la hija de Zeus en el Pedro Muñoz Seca de El Puerto.

-Helena de Troya, una de las mujeres más vilipendiadas de la historia, ¿injustamente?

-Sí, tal y como cuenta la historia, no hay ningún dato que justifique ese tratamiento. Es un personaje histórico y no hay razones para acusarle. Depende de quien cuente la historia y en este caso han sido los héroes y los hombres y, claro, normalmente las mujeres salimos mal paradas. El único mal de Helena fue ser una mujer bellísima.

-Se le recrimina ser origen de una de las guerras más famosas de la historia, ¿no cree que hay excusas más tontas que han justificado otros conflictos?

-Miguel del Arco ha cosido brillantemente textos originales clásicos con su propia escritura para intentar devolver la dignidad a esta mujer. La obra trata de la ambición y el abuso de poder de los hombres, pero también del amor, de la muerte, la vida y la injusticia. El paralelismo que hay entre su historia y cualquiera actual es brutal. La historia se repite y se seguirá repitiendo. Y claro, es cierto que todos son excusas tontas o eso nos hacen creer. Lo que subyace debajo de cualquier guerra es el orgullo de los hombres.

-Con todo, ¿podría hacer un retrato de la Helena de Carmen Machi?

-Es una mujer que me posee cada vez que salgo al escenario, me encanta. Helena es una mujer valiente, inteligente, con sentido del humor, una mujer que ama y que siente mucho dolor y, sobre todo, un ser eterno. Una de las cosas que reclama en su juicio es que la olviden, que se limpie su honor, ya que lo único que hizo lo hizo por amor. Reivindica la justicia desde la inteligencia y el humor, se ríe de sí misma, pero al final se hunde.

-Su único compañero de viaje es el alcohol...

-Bebe vino, pero mezclado con una pócima, algo que Miguel del Arco llama el prozac de entonces. Esa pócima sirve para olvidar, es su medicina para borrar el dolor.

-Dice que este personaje le posee pero, ¿lo buscó o se lo dieron?

-Miguel del Arco lo escribió para mí. He hecho personajes muy diversos, ninguno es igual a otro. Este personaje tiene el handicap y la suerte de que es un monólogo. Cuando un texto es bueno todo lo demás es secundario. He tratado de hacer un personaje elegante y con estilo, ese es mi cometido.

-A Helena de Troya se le culpó por ser una mujer bellísima, ¿trata la obra de criticar esa superficialidad?

-Cuando empieza el monólogo ella misma se presenta como la mujer más bella del mundo. Lo que desmitifica la obra es eso de que las guapas son tontas, que se puede hacer con ellas lo que nos dé la gana. En esta sociedad en la que es tan importante ser guapo y alto, se nos dice cómo a veces puede ser una desgracia.

-Avisa de una catarsis en plena función, ¿el público debe ir preparado para sufrir?

-Mi trabajo es un vomitar constante, te quedas conmocionado con la historia. Empieza de una manera, pero cada vez se va volviendo más dura. Todo el mundo conoce el amor, la rabia, el dolor, la ira. La función del teatro es esa, reconocerse en esas cosas. El silencio es brutal y claro, no sales con una sonrisa ni feliz, sino planteándote muchas cosas.

-Y usted, ¿no se llevará el personaje a casa?

-No, claro, no es plan. Pero es verdad que me quedo bastante rota, lo que siente Helena es muy doloroso y suele invadirme. Doy fe de que al público también le pasa, se dejar llevar por lo que cuenta Helena, sentimos empatía por ella y nos lleva a un lugar muy extraño...

-A pesar del sufrimiento, ¿es de la que opina que vale la pena amar o es más práctica?

-El amor es una enfermedad incontrolable. Cuando no tienes a la persona amada contigo sientes una fiebre muy fuerte y si es correspondido te ciega. Helena deja a su propio hijo por amor a Paris, no la justifico, pero la entiendo. El amor es algo maravilloso y terrible a la vez.

-¿Carmen Machi se siente plenamente identificada con las acciones y sentimientos de Helena de Troya?

-Ella me encanta. Me gusta su manera de ser y de hacer, tengo ganas de abrazarla. Helena me ha enseñado cosas. Coincidimos en la fuerza y en la vehemencia, lo que pasa es que ella tiene más control sobre esa fuerza que yo sobre la mía. Es una persona pura y a mi me gustaría ser así. Ella dice que si la belleza es lo que uno ama, nunca fui bella porque nunca fui amada. Yo también comparto eso pero, claro, yo no le llego ni a las suelas de los zapatos.

-¿Cree que en estos tiempos lo que nos falta, precisamente, es la vehemencia?

-Sí. Debemos defender las cosas claramente, aunque también es bueno contrastar y tener muchas opiniones. Uno tiene que defenderse, no dejarse llevar por mucho que tenga que perder.

-Ha hecho decenas de papeles, pero al gran público llegó a través de uno de televisión. ¿La echa de menos?

-Esta obra nació sin gira, pero mire cómo han cambiado las cosas. Ahora me he liberado para hacer otras cosas y dentro de poco lo volveré a hacer para grabar una película. Pero no, no volveré a la tele, a no ser que haya una cosa muy interesante por ahí.