El Ejecutivo asume que sus reformas desencadenarán una 'primavera caliente'
Niega que la austeridad sea una imposición de Merkel y elude meterse en «el lío» de hablar de la intervención de alguna autonomía
MADRID. Actualizado: GuardarMariano Rajoy asume que profesores, médicos, personal sanitario, alumnos y otros colectivos ciudadanos tomarán las calles en los próximos meses para protestar por sus medidas de ajuste. 'Una primavera caliente' que, de momento, no asusta al presidente. El Gobierno seguirá adelante con su agenda reformista sin pensar en las decisiones que puedan adoptar los sindicatos. «Si lo hiciéramos no seríamos dignos servidores de nuestro país», explicó Rajoy tras recibir en la Moncloa a Anders Rasmussen, secretario general de la OTAN. Una posible convulsión social que incluso justifica en cierta medida ante la imposibilidad de que las medidas puestas en marcha por el Gobierno den resultados a corto plazo.
Los frutos vendrán, de eso no tiene duda el jefe del Ejecutivo, pero a medio y largo plazo, lo que incrementará el rechazo. Un desgaste que el Gobierno confía remontar en la segunda mitad de la legislatura, según fuentes del Gobierno.De momento, tanto los ministros como la dirección del PP incrementarán sus esfuerzos para explicar el porqué de cada tijeretazo y, sobre todo, qué se pretende lograr con cada medida.
Rajoy, ante la imposibilidad de establecer cuándo se verá la luz al final del túnel, apeló al patriotismo para afrontar una situación de la que culpó, una vez más, a la herencia de José Luis Rodríguez Zapatero. Reconoció que ha pedido muchos sacrificios, pero dejó claro que se necesitarán más para cumplir el objetivo común de retornar a la senda de la creación de empleo en España.
Es el momento, acotó, de la política con mayúsculas y no de rencillas palaciegas. Al hilo de esta reflexión, Rajoy envió un claro mensaje a los nacionalistas catalanes, que el miércoles votaron contra los Presupuestos del Estado, sobre la necesidad de «hacer cosas grandes juntos» en bien del interés general. «Cuando hablo de interés general -recalcó- hablo del interés de España, de Cataluña y de los españoles».
Rajoy no solo busca la complicidad de Artur Mas. Necesita que todos los gobiernos autonómicos remen a una para evitar que zozobre el objetivo de reducción de déficit. Por eso aseguró que lo único que reclama a los gobiernos regionales «es lo mismo que Europa pide a España y el Gobierno de España a sí mismo», es decir, austeridad.
Un mensaje, sin duda, menos agresivo que el que envió el miércoles desde el Congreso el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien advirtió de que no le temblará el pulso para ordenar la intervención económica de alguna comunidad. Rajoy, preguntado por esta posibilidad, eludió meterse en ese berenjenal. «No voy a entrar en discusiones ni en líos que ni me interesan ni quiero». Lo que sí hizo fue mostrar su convencimiento de que todas las comunidades van a colaborar para alcanzar el compromiso de situar el déficit del Estado en un 3%, en 2013.
El presidente realizó una vehemente defensa de la política de austeridad, como parte de los compromisos que adquirieron los países de la Unión Europea para entrar en el euro, en contra de lo postulado por el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que planteó que la UE ponga el foco más en el crecimiento que en la austeridad.
Política común
La misma contundencia con la que negó que los ajustes presupuestarios vengan impuestos por Angela Merkel. «No es la política de la presidenta de un país, sino la de toda la Unión Europea, porque así lo hemos querido voluntariamente».
Alertó, aunque de manera velada, que si España no hace sus deberes le puede pasar como a otros países que, en un momento dado, no encontraron financiación ni nadie que les prestara dinero para refinanciar su deuda, en clara alusión a los intervenidos Grecia, Portugal e Irlanda. Un argumento que utilizó para intentar desacreditar la propuesta del portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, para aplazar dos años la consecución del objetivo de déficit. «No hagamos debates menores sobre retrasar un año los objetivos (de déficit); gastar lo que no se tiene es malo en sí mismo», zanjó.