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Mujeres en la línea de tiro
Cuarenta mujeres estrenarán a modo de prueba seis puestos que hasta ahora estaban reservados para hombres
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarPilotan helicópteros y empuñan ametralladoras en lo alto de los camiones militares. Vuelven a casa en ataúdes o igual de lisiadas que los hombres, pero con menos medallas. Hasta ahora las 200.000 mujeres de las fuerzas armadas estadounidenses no podían pertenecer a unidades de combate aunque sí podían servir de apoyo a esas unidades. El mismo peligro, pero con menos posibilidades de colgarse medallas o ganar ascensos dentro del cuerpo. Diez años de guerra en Irak y Afganistán, con 144 cadáveres femeninos y 865 heridas, han dejado a los militares sin excusas para mantener esa desigualdad y ahora los marines han decidido ponerlas a prueba.
La iniciativa procede, irónicamente, del cuerpo más machista de las fuerzas armadas de EE UU, en el que solo hay un 7% de mujeres en comparación con el 15% de las tropas en general. Son generalmente puestos de brigada en comunicaciones, administrativos, de inteligencia o de policía militar. Y son estas mujeres que ya ocupan trabajos en las brigadas militares las primeras que podrán prestarse al experimento del Pentágono, donde todavía se duda de su capacidad física para competir con los hombres.
Los conejillos de Indias a los que la prensa se refiere como las 'GI Jane', por el papel de Demi Moore en la película de ese nombre en EE UU y que en España se tituló 'La teniente O'Neil', serán 40 mujeres maduras con galones de sargento de artillería, de personal, lugartenientes o capitanes. Se las asignará en 19 batallones diferentes donde podrán estrenar seis puestos para su género: tanques, artillería, anfibios de asalto, ingenieras de combate, asalto de combate y defensa aérea de baja altitud. Los batallones de infantería y las fuerzas especiales les siguen vetados, lo que supone que incluso si se abren los 14.000 puestos de trabajo para los que se las prueban otros 240.000 quedarán reservados para los hombres.
Paso de marcha
Durante este periodo de prueba las pondrán a levantar artillería, a arrastrar a sus compañeros como si estuvieran heridos y a caminar a paso de marcha militar 20 kilómetros en condiciones extremas con mochilas de 35 kilos a la espalda. Convivirán con los hombres, en contra de las actuales reglas de segregación, y a final de año sus superiores redactarán un detallado informe con los resultados que enviarán al Pentágono para que decida si el experimento da pie a cambios más amplios y duraderos.
En las orientaciones que ha emitido el cuerpo de marines no hay nada que haga pensar que los comandantes hayan tomado medidas para evitar un problema que los militares prefieren no afrontar: una de cada tres mujeres que ingresa en las fuerzas armadas de EE UU es violada o acosada sexualmente por sus compañeros, según un informe presentado al Congreso. La cultura de impunidad instaurada desde arriba hace que a menudo la víctima que se atreve a denunciarlo sufra represalias por parte de sus superiores y acabe dejando el cuerpo.
Con todo, las mujeres luchan por recibir las mismas oportunidades que sus compañeros y celebran en estos días la apertura, que todavía consideran demasiado tímida.