Elena Valenciano, en su comparecencia de ayer ante la prensa, tras la reunión de la Comisión Permanente del PSOE. :: R. C.
ESPAÑA

El PSOE llama a la movilización callejera contra las reformas de Rajoy

El Gobierno se enroca en el argumento de la «herencia recibida» para justificar los recortes

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La «oposición responsable» que prometió Alfredo Pérez Rubalcaba incluye hacer llamamientos a la protesta callejera. La vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, animó ayer a los ciudadanos a rebelarse contra las reformas y medidas de ajuste puestas en marcha por el Gobierno de Mariano Rajoy en los últimos cuatro meses e invitó a hacerlo por todos los medios a su alcance, incluidas las «movilizaciones en la calle». «O paramos nosotros al PP en esta deriva o el PP va a parar a la sociedad», argumentó.

Los socialistas combinan en su discurso las llamadas al consenso con la crítica acerada hacia unas soluciones para la reducción del déficit que, según sostienen, no son ni mucho menos inevitables. «Priorizan sobre la base de lo que siempre han pensado y el problema es que no lo dijeron; ahora la gente tiene derecho a defenderse», insistió la número dos del partido.

Los puentes entre los dos principales partidos están a estas alturas prácticamente rotos y las comparecencias que este lunes ofrecieron las lugartenientes del PP y PSOE, en vísperas del debate de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso, fueron una buena prueba de ello.

A pesar de que, en los primeros días de la legislatura, Rajoy y Rubalcaba escenificaron un encuentro de guante blanco en el Palacio de La Moncloa tras el que se habló de un nuevo clima, las relaciones se han deteriorado a marchas forzadas en paralelo al recrudecimiento de la crisis de confianza que ha puesto de nuevo a España en el punto de mira de los mercados internacionales.

Las respuestas presentadas casi como ofrenda por el Gobierno -subida del IRPF; reforma laboral; amnistía fiscal; tijeretazo de 10.000 millones de euros en educación y sanidad, con copago farmacéutico para los pensionistas y una fuerte subida de las tasas universitarias incluidos- han tenido por parte del PSOE la contestación más extrema que ofrece el orden institucional. Ya van tres anuncios de recurso ante el Tribunal Constitucional, una enmienda a la totalidad en el Congreso y varias enmiendas parciales. Ahora irá un paso más allá alentando manifestaciones pero no, adujo Valenciano, «la radicalidad ni la hostilidad».

Improvisación

Rubalcaba no se cansa de repetir que está de acuerdo en la necesidad de ser austeros, pero reprueba las fórmulas y el ritmo elegidos para alcanzarla. Acusa a Rajoy de improvisación y falta de proyecto; lo mismo que el PP reprochaba en su día a José Luis Rodríguez Zapatero, al que el Gobierno hace ahora responsable de sus impopulares medidas.

Ya nadie recuerda en el partido gubernamental esa máxima que promulgó Mariano Rajoy durante su debate de investidura sobre que en política no cabe quejarse «de la herencia recibida a efecto de inventario». La premisa es justo la contraria.

María Dolores de Cospedal arguyó, tras una reunión del comité de dirección del PP a la que no asistió Rajoy, que el nuevo Gobierno se ha encontrado una Sanidad «en quiebra», una situación que comparó con la que vivió en 1996 José María Aznar cuando descubrió nada más llegar a la Moncloa una situación similar en Seguridad Social, y defendió que el único objetivo de Rajoy es «salvar a España del impago socialista en el sistema sanitario español», que el Ejecutivo cifra en 15.000 millones.

La también presidenta de Castilla-La Mancha reprochó que el PSOE no ayude al Gobierno a «tirar del carro» y enfatizó que el 80% de los jubilados españoles «sólo» pagarán ocho euros al mes por sus medicinas, mientras que los enfermos crónicos y los parados de larga duración sin prestaciones no abonarán nada.

Cospedal también rechazó que, tal y como defiende la oposición, Rajoy no esté dando la cara al delegar en sus ministros el anuncio de los ajustes y aseveró que ningún presidente ha ido tantas veces al Congreso o al Senado en sus primeros tres meses de mandato como Rajoy. Pese a todo, el PP impidió hace una semana que el jefe del Ejecutivo tenga que acudir al Parlamento a dar explicaciones del recorte extraordinario en sanidad y educación y le liberó así de subir a la tribuna del pleno por un mes.

En todo este tiempo, no ha habido apenas diálogo. Los socialistas argumentan que no pueden apoyar recetas «nocivas» que «no van a sacar a España de la crisis». Los populares alegan que han recibido el mandato de arreglar lo que el PSOE dejó y que son los socialistas los que deben abandonar sus posturas, pero en cambio, dicen, demuestran su «obsesión calentar la calle». Una actitud que, afeó Cospedal, es «irresponsable» y actúa contra el interés general de España.