MASCOTAS
Actualizado: GuardarSiempre nos habían dicho que el perro era el mejor amigo del hombre, pero según avanza el deterioro económico de la civilización, este dicho pierde fundamento. Cuando la pobreza entra en la casa, la mascota salta por la ventana. Llegan noticias trágicas desde Sofía (Bulgaria). En sus calles, hace unos días, una manada de canes hambrientos derribó y descuartizó a una persona de 87 años, un profesor jubilado que paseaba tranquilamente. Al parecer, 10.000 perros corretean a sus anchas por la capital búlgara, con el resultado de decenas de humanos heridos, algunos de ellos de gravedad. Efectivamente, al más puro estilo del gran Alfred Hitchcock, pero en lugar de aves, mamíferos de cuatro patas olisqueando todo a su paso. Cuando el hambre acecha, se caen del carro de la compra las galletitas de los perros antes que los yogures con fibra o las cervezas que ahogan las penas. Y es que al entrar en juego eso de «la supervivencia de la especie» nos brota la insensibilidad como el acné del adolescente. También es cierto que habíamos apostado demasiado por el concepto de animales domésticos; a fin de cuentas, ni siquiera los humanos somos muy domesticables, como para pedírselo a un bóxer búlgaro. Así que si tiene problemas con los pagos de su hipoteca, no haga comentarios delante de su mascota, no vaya a ser que se sienta amenazado y le lance un mordisco preventivo por si fuera lo último que se llevara caliente a la boca el pobre bicho. De todas formas, hay ruinas y ruinas; aquí, todavía les cortamos el pelo en peluquerías caninas y les ponemos abrigos a los «niños de la casa», que no cunda el pánico. Además, malo será que el Gobierno no contemple comederos sociales para perros sin recursos. Y lo dejo aquí, porque para ser lunes, ya he asustado bastante, porque hablar ahora de la cantidad de carne que consumen las fieras de los zoológicos no me parece adecuado. Ay, qué daño ha hecho el Antiguo Testamento; que lo del Arca de Noe era una metáfora. En fin, yo ya me quité la pecera por si las moscas, no veas cómo miraban las carpas. Pasen buen día.