Kimi Raikkonen, Sebastian Vettel y Romain Grosjean copan el podio del Gran Premio de Barhéin ayer. :: DIMITAR DILKOFF / AFP
Deportes/Motor

Vettel irrumpe con un zarpazo

Gana en Bahréin frente a un gran Raikkonen en el Mundial más igualado; Alonso, séptimo y vivoEl asturiano se adjudicó seis puntos que le permiten mantenerse vivo en la pelea por el título

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El Mundial que nadie sujeta invitó a participar a su más ilustre tripulante. Sebastian Vettel aplicó un poderoso derechazo al campeonato más igualado de los últimos tiempos. El campeón del mundo venció en el desierto de Bahréin y se agenció el maillot amarillo. No despega Alonso y ni siquiera se acerca al éxito en condiciones de normalidad (fue séptimo en el archipiélago del desierto arábigo), pero el tema está incandescente. Vettel es el cuarto ganador en cuatro carreras, su Red Bull es el cuarto coche triunfador y la general enseña al cuarto líder del año. Es probable que el papel F-1 baje en los periódicos, las audiencias desciendan y el foco se desplace sin Alonso al mando, pero el campeonato está más interesante que nunca.

Vettel gestionó con eficacia su 'pole' y desde ahí confiscó la resistencia del monoplaza más rápido en Bahréin, el sorprendente Lotus antiguo Renault de los amores de Alonso. Kimi Raikkonen se exhibió majestuoso, esos guantes finos que deslizan los coches por la pista como el arco sobre el violín. Las carreras son más entretenidas con el piloto finlandés. Un tipo que no solo hechiza a los amantes del automovilismo, sino que provoca sinergias con el gran público al que interesa poco o nada las válvulas, los escapes y los difusores. Un piloto sin estrés, sin ansiedad en la mirada.

Raikkonen acabó segundo saliendo desde la undécima plaza. Una remontada al nivel de su prestigio en una carrera que requería lucidez desde las pantallas de ordenador y que, como predijo Alonso, decidirían «ellas». Las ruedas.

Decidieron los neumáticos y las estrategias. Y también el sábado. De otra manera, Kimi Raikkonen habría ganado en el circuito de Sakhir en una refrescante propuesta de temporada en la F-1. Nadie manda, todos tienen su oportunidad. Lotus desperdició en la clasificación su gran ritmo de domingo. Su compañero Grosjean irrumpió desde el principio por la tremenda y capturó a casi todos sus competidores. Solo Vettel escapó a las fauces de un Lotus que ayer fue, sin duda, el monoplaza del día.

Vettel manejó su experiencia del año pasado con eficacia: salía primero y terminaba igual. Sin fallos tácticos en los garajes, gobernó con solvencia frente al increíble rendimiento del Lotus, tanto con gomas duras o blandas. Cuando Raikkonen le exigió más, ya en el último tramo de la carrera, el alemán fue capaz de ofrecer un plus. Ganó sin agobios y recordó a todo el mundo que en Red Bull habita el ingeniero estrella, Adrian Newey.

Fernando Alonso salió de cine, como es costumbre en Ferrari esta temporada, y pese a colocarse quinto tuvo que ceder terreno frente a dos Lotus, el Red Bull de Webber y la estrategia de Di Resta a solo dos paradas. Desplegó sabiduría ante Button y Hamilton. No permitió que este le rebasara y aprovechó el pinchazo final de Button para adjudicarse unos valiosos seis puntos que lo mantienen en la pelea por el título. En Ferrari todavía no se creen que después de cuatro grandes premios el español esté a solo diez puntos de Vettel en el Mundial.

Alonso, como siempre, sigue poniendo los pies en el suelo y exigiendo el máximo, tanto a sí mismo como a Ferrari. Así lo mostró en el análisis de la situación, ahora que las escuderías están preparadas para dar el gran salto evolutivo al regresar a Europa dentro de tres semanas y en el que se espera que Ferrari despierte.

«Estar a diez puntos es demasiado tesoro para lo que nos merecemos. A partir de Barcelona, espero que seamos nosotros los que llevemos la voz cantante. Tenemos que empezar a mejorar. No siempre van a alternarse los ganadores, aunque gracias a todos estos cambios no perdemos comba en el Mundial. Pero tenemos que dejar de depender de los demás y empezar a depender de nosotros», declaró tras la carrera.