Soy Bond, macarra y cincuentón
Adiós al caballero inglés. El durísimo Daniel Craig confirma el cambio radical producido en 007 cuando se cumplen las bodas de oro del personaje: en su nueva película brindará con... una cerveza
Actualizado: GuardarEn el Martini reside la clave que confirma el cambio radical en la personalidad de James Bond, cuando se cumplen 50 años de su aparición en el cine y 60 desde que Ian Fleming empezara a darle forma en sus libros -a pesar de que el personaje siempre se mantiene en la temprana cuarentena-. En la primera película, allá por 1962, el doctor No sirve a 007 una copa:
-«Un martini seco con corteza de limón sacudido, no agitado», ofrece el maligno científico.
-«¿Vodka?», pregunta Bond, interesado por saber si incluye este ingrediente.
-«Desde luego», confirma No.
A partir de ahí, toda una filosofía sobre esta bebida, que ha tenido en vilo al agente secreto más famoso de la historia: Sean Connery, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton y Pierce Brosnan siempre celebraban con una sonrisa la invitación o se mostraban extremadamente atentos a su elaboración, hasta molestos si algo fallaba en la magistral fórmula.
Pero el rubio Daniel Craig ha traído cambios al personaje que ya se vislumbran en su 'Casino Royale' (2006). Craig pide en la barra del bar:
-«Un martini con vodka».
-«¿Mezclado o agitado?», le pregunta el camarero.
-«¿Tengo cara de que me importe?», salta 007-Craig con rostro pétreo.
En 'Quantum of Solace' (2008), el personaje de Giancarlo Giannini quiere saber:
-«¿Qué está bebiendo?».
-«No lo sé -responde Bond en el colmo de la indiferencia, y se dirige al camarero-. ¿Qué estoy tomando?».
Pues este año riza el rizo con la vigesimotercera entrega de 007, 'Skyfall' (donde compartirá escenas con el 'villano' español Javier Bardem): El agente secreto al servicio de su majestad británica brindará por sus bodas de oro con cerveza, Heineken para ser exactos, la marca que ha logrado corromper a 007 para que traicione una de sus más sagradas costumbres, la del Martini, dicen que a cambio de 45 millones de dólares, según el diario 'The Guardian'.
Juan Tejero, autor entre otros libros de 'Su nombre es Bond, James Bond', explica que «los guionistas han tratado precisamente de crear al 007 del siglo XXI echando por tierra una de las señas de identidad del personaje en épocas anteriores: el glamour del Martini, que ahora, por si fuera poco, cambia por una cerveza». Para él, «la saga estaba «muerta» hasta que llegó Craig. «'Casino Royale' es una cinta fantástica que recupera el espíritu de los 60, eliminando el protagonismo que los efectos especiales habían tomado en la época Brosnan y retomando la importancia de la historia de la era Connery. Y Craig, que es un actor estupendo, le ha dado una nueva personalidad, dejando de lado el glamour y el humor, para él no hay bromas; y si se quiere decir así, sí, es un poco más macarra».
El rubio Bond ha suprimido la sonrisa irónica de Connery, el humor y la elegancia de Moore y la malicia y el estilo de Brosnan. Es todo él roca impenetrable, su rostro no refleja emociones. Y tampoco aparece rodeado de bellezas florero. Es más, hasta le han cedido el papel de objeto del deseo, sólo hay que ver su salida del mar en 'Casino Royale', igualando (o superando) a la de Ursula Andress en la primera cinta de la saga, lo que le valió el título de hombre más sexy del mundo, al menos en opinión de las 4.000 británicas que contestaron a la encuesta de la firma de preservativos Durex.
Menos interesado por las faldas que los otros Bond, deja aparte su empalagosa galantería y son ellas las que le piropean al estilo albañil: «No sería aventurado imaginar que para usted las mujeres son de usar y tirar y no un valioso compromiso, así que por encantador que sea, señor Bond, no le quitaré ojo al dinero del Gobierno y sí a su escultural culo», suelta una de sus chicas en 'Casino Royale'. El mismo trasero que se deja entrever en uno de los pocos fotogramas que han trascendido de 'Skyfall', donde se le ve solo, sentado de espaldas en la piscina, embebido en el reflejo de su imagen cual Narciso.
Más 'feminista'
¡Si hasta se ha llegado a calificar a este Bond de 'más feminista'! Aunque quizá fuera mejor dejarlo en menos machista. Así habla una de las dos protagonistas de la nueva película, Naomie Harris: «El propio Bond, en manos de Craig, está cambiando, y las mujeres seguimos sus pasos. No es que Bond deje de ser lo que es ni que 'Skyfall' vaya a ser un alegato feminista, pero puedo decir que los personajes femeninos son más complejos, mucho más capaces y más inteligentes». Algo es algo. Tejero considera que esto era inevitable: «Connery podía ser una gran machista en los 60 y 70, pero hoy en día es inadmisible».
Cuando anunciaron la elección de Craig, muchos vieron a un tipo demasiado burdo para encarnar a alguien con tanto estilo. El diario 'The Daily Mirror' se mofó de él con el titular «Mi nombre es Soso; James Soso». Pero solo cosechó elogios después de ver su primer trabajo. «Eso mismo le pasó en su día a Connery -recuerda Tejero-, el más parecido a Craig, porque tenía más físico de estibador que de estiloso y elitista agente secreto. Pero él supo dar al personaje lo que necesitaba y sigue siendo el mejor Bond. Lazenby pasó sin pena ni gloria. Moore estuvo bien al principio, por su humor y elegancia, pero luego se convirtió en algo patético, tanto cuando peleaba como cuando hacía escenas de cama ¡en las que parecía necesitar Viagra!». El escritor acusa a Timothy Dalton de «casi» cargarse al personaje, y aunque Brosnan lo revitalizó, al final agonizaba entre tanto efecto especial. «Brosnan, al que le quedaba el esmoquin como a nadie, era un hombre que peleaba con armas, con artefactos, porque para hacerlo con los puños no valía. Para eso está Craig».
El 007 más cachas ni siquiera intentó emular a sus antecesores y colocó al agente especial al margen de los convencionalismos sociales. Duro, durísimo por fuera gracias a su musculatura (aunque es el más bajo de todos), a su rostro y a su forma física. «Mi Bond es un hombre lleno de contradicciones y dilemas», anunciaba el actor nada más acceder a este papel. La foto de la piscina sirve también como resumen de la personalidad del Bond de Craig: un tipo solitario que parece no necesitar a nadie, con una determinación a prueba de bombas, sumido en sus dilemas, con más mundo interior que sus predecesores, atormentado por sus demonios -eso que atrae como moscas a muchas mujeres-, sin miedo a meter las piernas en esa inquietante piscina a sabiendas de que ello, en cualquier película Bond, conlleva el riesgo de perderlas, cercenadas por algún ingenio de sus enemigos...
Pero también más humano, tierno en el amor. Nunca Bond se había enamorado, exceptuando el segundo, el encarnado por George Lazenby en una única cinta, en la que se casa con su novia, a la que después matan. «Aquello no cayó nada bien, el que Bond se enamorara como cualquiera... no gustó. Y eso que hoy en día es una cinta reivindicada por los más fans».
Volviendo a la cerveza, el propio Craig ha definido el cambio como algo «lamentable pero necesario», porque «cuesta mucho dinero hacer esta película, y casi lo mismo, si no más, promocionarla. Bond es un bebedor, siempre lo ha sido, es parte de lo que es, así que, con razón o sin ella, cada uno puede hacer su propio juicio al respecto; tomar una cerveza no es malo y en la película simplemente ocurre que es Heineken». Tejero no es partidario de la publicidad dentro del cine: «Pero entiendo que a veces es un mal necesario. Si se toma la cerveza tumbado en la playa puede quedar hasta bien». Falta por ver si se la sirven en vaso de tubo, en jarrita helada o se la bebe a morro; si entre 'macarras' anda el juego, desde aquí apostamos por esta última fórmula. Eso sí, el eructo que se lo deje a Torrente.