Más sobre ecónomos
Actualizado: GuardarHace ya algún tiempo tuve la ingenua y desafortunada ocurrencia de enviar una carta a los periódicos locales titulada 'párrocos y ecónomos' que me deparó algún que otro malentendido con amigos, compañeros y colegas.
Decía entonces -quizás con cierta ignorancia atrevida- que no era lo mismo.
Que el 'pacorrito' era un 'maletilla', todo lo más un novillero. Que buscaba un empresario benévolo que le contratase, esperando tomar la alternativa para dentro de tres o seis años.
Y que, por el contrario, lo de ecónomo hacía referencia, más bien, a «cornúpetas famosos, en la saga de los atrevidos, avispados, isleros, bailaores, burleros, maestros, emperaores, ingenuos, ecónomos. Una raza, llamada a extinguir, de toros bravos, bragaos, con trapío».
Creo que, ni entonces ni ahora, se entendió la ironía, el buen humor, el cariño, el símil y la metáfora taurina con que fue escrita aquella carta. No hubiese vuelto sobre el tema si no fuese porque el otro día, en la calle, me paró una antigua feligresa y amiga para preguntarme si ella -ama de casa desde hace tiempo- podía considerarse ecónoma. Le dije que sí. Que, etimológicamente, oikos-nomos (del griego) ecó-nomo -mientras no renuncie al oficio- es aquel o aquella a quien se le ha confiado el cuidado, la cura, «el gobierno de la casa».