Carmen Romero plasma en una muestra el 'making off' del montaje de Sara Baras

La fotógrafa Carmen Romero ha reconocido que lloró al presenciar el estreno en el Gran Teatro Falla del espectáculo 'La Pepa', el montaje con el que reaparecía la bailaora Sara Baras para homenajear al Bicentenario. Soltó lágrimas de emoción al ver, perfectamente hilado, los retales de baile que ella misma había tenido la oportunidad de gozar en los ensayos. Los diseñadores Tere Torres y Javier Cosano no pudieron reprimirse una exclamación de rabia cuando este 19 de marzo, en plena exhalación de Baras, a ésta se le soltó el cinturón del vestido. Detrás de todas estas emociones había semanas de preparación, esfuerzo y convivencia. La bailaora y su grupo dieron a luz un espectáculo que ya está girando por media España y que hará lo propio en Iberoamérica en los próximos meses. De ese proyecto, Romero, Torres y Cosano son parte fundamental. La primera ha inmortalizado los primeros pasos, las pruebas de vestuario y el debut en el Falla, los otros dos han vestido a La Pepa del siglo XXI y a sus compañeros para hacerlos girar por medio mundo.

De ese espectáculo entre bambalinas ha salido una exposición, 'Creando a la Pepa', que desde ayer y hasta septiembre, puede verse en el cuartel general de Baras durante estos meses, el Centro Flamenco La Merced. Se trata de 40 fotografías, elegidas entre más de 3.000, divididas en tres momentos muy diferenciados.

«Hice las fotos el segundo día porque quería ver el montaje tranquila y no pude reprimir las lágrimas», dijo ayer Carmen Romero durante la inauguración de la muestra. Para la fotógrafa, dos características sobresalen por encima de las otras de todo lo captado por su objetivo. «La fuerza de Sara y el espectacular vuelo de los trajes. Maravillados con las prendas confeccionadas para el cuerpo de baile, adaptados a la época de 1812, están los otros protagonistas de este triángulo creativo, los modistos Tere Torres y Javier Cosano. «Creo que Sara tiene como preferido el vestido morado», subrayaron los diseñadores, a los que la otra Pepa -la bailaora- les dio absoluta libertad para vestir y dar más brillo aún a un montaje que ya es un éxito.