La decisión del Gobierno desata la euforia en Argentina
La expropiación de la petrolera española despierta muy pocas críticas en el país, donde ha logrado un gran respaldo político
BUENOS AIRES. Actualizado: GuardarMás allá de algunas voces críticas en las columnas de opinión de los principales diarios, la decisión del Gobierno argentino de nacionalizar YPF despertó, en general, reacciones de satisfacción y hasta de euforia entre los argentinos. Algunos celebraron por anticipado el regreso de la firma a la órbita estatal mediante una manifestación de apoyo en la céntrica Plaza de Mayo.
El proyecto llegó ayer para su análisis a las comisiones del Senado, donde se prevé que tendrá un trámite sin sobresaltos. Se descuenta que en una semana será aprobado y pasará a la Cámara de Diputados para su sanción definitiva. Legisladores del oficialismo y aliados de centroizquierda expresaron su satisfacción por la resolución, aunque con sus matices y críticas que expresarán en el debate. Flota sobre todos una gran incertidumbre por el precio que se pagará por las acciones a expropiar. El viceministro de Economía, Axel Kicillof, flamante subinterventor de la firma, abrió la sesión de las comisiones del Senado y denunció de entrada que en YPF «había una política deliberada de ocultar información al Gobierno» respecto de nuevos yacimientos y de pasivos ambientales sin declarar. Los opositores no van a trabar la iniciativa. El socialista Hermes Binner -que quedó segundo con el 17% de los votos en las elecciones de octubre que ganó la presidenta- opinó que la decisión de retomar el control de YPF es «importante» y que sus partidarios la acompañarán en el Senado.
La única voz disonante fue la del alcalde opositor de Buenos Aires, Mauricio Macri, quien advirtió que la medida «va contra los intereses de los argentinos». El dirigente derechista anticipó que sus congresistas no avalarán el proyecto. Pero su partido no tiene senadores, solo diputados en la Cámara baja, donde la mayoría votará a favor.
Gobernadores exultantes
Los gobernadores de provincias con petróleo y gas están exultantes y ya discuten el reparto de beneficios. Ellos fueron la avanzada del Ejecutivo con la revocación de concesiones a YPF, creando el clima para la estocada final. «Es la primera vez que tenemos este nivel de reconocimiento», celebró el gobernador de Chubut, Martín Buzzi, abanderado de la estrategia. «Hoy es un muy buen día para los argentinos», resaltó horas después del anuncio.
Del 51% de la compañía que el Gobierno expropiará a Repsol -el Grupo Petersen, que tiene un 25%, en principio mantiene su participación, pero podría estar negociando su salida-, el Estado otorgará el 49% a las provincias con hidrocarburos de acuerdo con su producción. La mandataria, que justificó su decisión en la falta de inversiones de Repsol, firmó además un decreto en el que designó a su ministro de Planificación Federal Julio De Vido como interventor de la firma por 30 días. Pero en el acto anunció que también será de la partida Kicillof, a quien premió así por su participación en todo el proceso.
Los columnistas principales del diario Clarín y La Nación coincidieron en comparar el acto presidencial con el escenario en el que el entonces presidente Adolfo Rodríguez Saá -siete días en el cargo- anunciaba a fines de 2001 la decisión de declarar el cese de pagos de la deuda externa, una medida forzada por la grave crisis de entonces y que fue festejada con aplausos de pie por la asamblea legislativa.
«Transgresión»
Para el analista Joaquín Morales Solá, la presidenta fue protagonista de «la transgresión más importante de Argentina» desde la declaración del 'default', más incluso que cuando anunció la nacionalización de los fondos de pensiones o de Aerolíneas Argentinas, opinó. Y es que YPF es la empresa más grande del país, recordó.
En cambio, un analista de prestigio invitado a opinar en Clarín', el exministro de Economía Roberto Lavagna, fue cauto. Dijo que «es bueno que el Estado retome el control de YPF que nunca debió haber perdido», que Repsol no invirtió lo que debía e hizo «enormes distribuciones de beneficios».