AMARILLO PANTONE

COSER UNA TAZA

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Más allá de PGOUs con retrasos. Más allá de obras sin terminar o que ni siquiera han comenzado. Más allá del segundo puente, lo que Cádiz necesita es una vuelta de tuerca total. Una actuación potente, fuerte, como si de un golpe de mesa se tratase, que activara la economía y que sirviera de catapulta para otras zonas que actualmente se encuentran muertas. Una actuación que intensifique una economía que ahora mismo es parte, pero no fundamental, de vida en la ciudad. La reactivación de un oficio ancestral que ahora mismo está estancado porque necesita de grandes contratos estatales y ahora mismo de lo público no se puede depender, en ningún país. Ahora que no se ha podido hacer nada con el plan fallido para el Doce, que consistía en muchas actuaciones deslocalizadas y dependientes de una administración, vamos a probar con la centralización, con focalizar los problemas y por una vez ser valientes de verdad y coger al toro por los cuernos. Cádiz es una ciudad «volcada» históricamente al mar, y a su puerto. Pero no sólo Cádiz existe gracias al mar; es toda una Bahía la que ha crecido junto a ella a la par en los tiempos. Desde siempre se ha dividido en funciones los diferentes enclaves de la Bahía y hemos visto como el tejido comercial y militar se quedó en este istmo mientras que las demás tareas se trasladaron a otras orillas de la Bahía. ¿Por qué una autoridad portuaria que gestiona los puertos de la Bahía se empeña en que en Cádiz también haya tráfico de contenedores cuando hay mucho espacio para ello en Puerto Real estando las cadenas de montaje allí y no en la Zona Franca? Son cuestiones que siempre nos plantearemos. Ya hay un gran trabajo hecho al existir una gestión global de los puertos de la Bahía. Aprovechemos eso para hacer un plan de verdad, una apuesta firme que dé, no sólo de comer a mucha gente, sino de vivir bien, que reactivemos Cádiz y la Bahía de una vez. Cádiz base de cruceros. Si pudo Marsella y Génova, ¿por qué no nosotros?