La Iglesia vasca celebra la primera misa en una década por las víctimas de ETA
El obispo de San Sebastián destaca el papel «protagonista» de los damnificados por el terrorismo en la construcción del nuevo tiempo en paz
SAN SEBASTIÁN. Actualizado: Guardar«Formar una sola familia en la paz». El mensaje de reconciliación que la Iglesia vasca está lanzando como aportación al nuevo tiempo abierto en Euskadi volvió a escucharse ayer en la catedral del Buen Pastor en San Sebastián. El obispo José Ignacio Munilla presidió una eucaristía en memoria de las víctimas del terrorismo, la primera en más de una década, donde apeló a la misericordia y animó a los afectados a rezar por la conversión de sus «verdugos».
El oficio religioso forma parte de las iniciativas que la diócesis guipuzcoana, junto a la vizcaína y la alavesa, están promoviendo este 2012 para colaborar en la normalización y asentamiento definitivo de la paz en Euskadi. En esta ocasión, fue San Sebastián la que acogió la misa por el «eterno descanso» de los fallecidos por la acción terrorista y el «consuelo de sus familiares», a quien Munilla se dirigió especialmente. «Las heridas de la violencia terrorista solo pueden ser sanadas por el bálsamo de la misericordia», les trasladó el prelado. Y esta «se recibe al mismo tiempo que se da», recordó.
Este último matiz, sobre la necesidad de ser «sanadores del prójimo» para «sanar nuestras heridas», fue remarcado en varias ocasiones durante la homilía que el obispo pronunció en la eucaristía celebrada a mediodía. «Me atrevo a proponeros que oréis por la conversión de quienes fueron vuestros verdugos», trasladó Munilla a los familiares presentes en el templo, al que asistieron además de varias víctimas de la violencia, algún representante político. Los más destacados, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, o el juntero del PSE Julio Astudillo. El obispo consideró que esa oración por quienes ejercieron la violencia será «heroica y eficaz» y contribuirá a curar «vuestras heridas». «Nuestra fe en la misericordia de Dios nos lleva a cultivar la confianza en el hombre y en su capacidad de regeneración», dijo.