VIVIR

Cada vez nos ponen más difícil esto de vivir. Ese sueño de todo ser humano de llegar a los 100 años en un estado aceptable de salud se va a terminar. Curiosamente, la esperanza de vida es hoy mayor y ya se empiezan a conocer casos de chavales que van al cine con sus bisabuelos. Con los dos. Yo me veía viajando a Benidorm a los 95 años, hasta que he leído las últimas reflexiones del Fondo Monetario Internacional. Los gurús de esa tribu, que nadie sabe quién los elige, afirman que es un riesgo que la gente viva más de lo esperado. La ecuación del FMI es muy simple: cuantos más años pasen sin que entreguemos la cuchara, más caros les saldremos a nuestros gobiernos, por aquello de las jubilaciones y los servicios sociales. Estos aprendices de Rappel no dicen nada que no pudiéramos imaginar. Lo que resulta aterrador es que lo reconozcan sin tapujos en uno de sus informes: «la longevidad inesperada constituye un riesgo financiero». Y para evitar ese «riesgo», nos harán trabajar hasta la edad de Santiago Carrillo. Dan ganas de irse a Marte en un cohete. El panorama que se nos viene encima es de órdago. Imagino a Fernando Alonso conduciendo a 300 por hora pasados los 60 tacos. Sin tardar mucho conoceremos casos de funcionarios que piden braseros y taca-tacas para sus oficinas. Atentos a la lista negra de personas dañinas que amenazan la supervivencia del Estado de bienestar. Ahí entrarán desde Txumari Alfaro, el doctor Torreiglesias y, por supuesto, los Nobel de Medicina. A quien dé consejos para vivir más lo gaseamos. En esa lista negra habrá que incluir a Gabriel García Márquez, 100 años de soledad son muchos, con 75 es suficiente. Y pobre de la cadena de televisión que vuelva a emitir películas como Cocoon, aquella historia de unos ancianos que rejuvenecían gracias al favor de los extraterrestes. Los platillos volantes se encargarán de arrasar con todos los que lleven cachava y zapatilla de felpa a cuadros. Un consejo para los gobiernos: ¿cruceros en el inserso? Piénsenlo. Ahí podrían caer 3.000 de golpe y porrazo. Pasen buen día.