EN LAS MEJORES MANOS

Si es usted cadista, no se preocupe por el banquillo de su equipo. No piense en quien es el entrenador o quien debería serlo. Déjelo. Es tontería. No pierda el tiempo. No entre ni al debate. No discuta. Pase. Siéntese en su sofá, asiento de la grada o escúchelo por la radio sin detenerse en pensar si el técnico de marras lo está haciendo mal, bien o regular. No vale la pena. Nunca la ha valido, pero este año mucho menos. Eso es seguro. Este año no está al frente del club un señor que entendía más de olivos que de balones. Este año, a diferencia de todos los pasados, quien se encuentra con mando en plaza es un gestor deportivo, representante de jugadores, empresario o como ustedes quieran llamarlo y al que le aconpañan unos números tan brillantes como la cartera que maneja. Y por eso mismo, no hay de qué preocuparse. Si el Cádiz empata o pierde este domingo en Villanueva de la Serena y el liderato se pone aún más en peligro, no se alarmen. Manténganse tranquilos -dentro de lo posible, claro- porque la decisión a tomar estará en buenas manos, en las mejores que podrían estar. Porque si algo ha demostrado Quique Pina en su carrera deportiva es que si con el balón no era de los primeros de la clase, en los despachos se ha destapado como un auténtico gestor de éxito. Comenzó representado a futbolistas y, entre fichaje y fichaje, se fue haciendo un nombre dentro del fútbol. Cocinó los traspacos de 'cracks' mundiales como Vieri, Riquelme, Güiza o recientemente Alexis Sánchez. Triunfó con la creación del Ciudad de Murcia y el posterior 'pelotazo' que hizo vendiéndoselo a Carlos Marsá para su sueño del Granada 74. Su alianza con la familia Pozzo, propietaria del Udinese, le sirvió para hacerse con el Granada, que lo ascendió de Segunda B a Primera.

Por eso, todo lo que usted y un servidor pensemos, está de más. Pina hará lo que tenga que hacer. Y acertará. De momento, tiene confianza absoluta en Jose González. Por algo será. ¿Hasta cuándo? Solo él lo sabe.