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Karzai prepara su salida antes de que la OTAN se retire de Afganistán

El secretario general de la Alianza viaja a Kabul para fijar la hoja de ruta del repliegue y hablar de la relación futura tras 2014

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La OTAN pisa el acelerador para que los afganos puedan ir ocupando cuanto antes el vacío que va dejando la salida progresiva de tropas. Un año después de su última visita, el secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen, viajó a Kabul para fijar los pilares de la hoja de ruta para el país que discutirá en Bruselas la próxima semana con los ministros de Exteriores y Defensa de la Alianza y posteriormente se trasladará a la cumbre de Chicago de finales de mayo para consensuar la política del organismo a partir de 2014.

La preparación «va por buen camino» y «los afganos son más fuertes y más capaces cada día», aseguró el secretario general que además de entrevistarse con el presidente Hamid Karzai y con el comandante de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de Afganistán), John Allen, tuvo tiempo de acercarse a una base de las fuerzas especiales afganas próxima a Kabul. Estas unidades son ahora las responsables de las redadas nocturnas tras la firma del último acuerdo de transferencia de responsabilidades acordado a comienzos de semana.

El repliegue ha llenado de incertidumbre la vida en Afganistán y el propio Hamid Karzai es víctima de este sentimiento. En la rueda de prensa conjunta con el secretario de la Alianza eclipsó sus palabras de admiración sobre sus fuerzas armadas al sugerir la posibilidad de adelantar las elecciones presidenciales a 2013. «Podemos adelantar a 2013 el proceso de transición y de regreso de las fuerzas internacionales a fin de concluir plenamente el resto de la agenda en 2014, con menos cosas por hacer, o podemos permitir que el proceso de transición se complete en 2014 y adelantar a 2013 las elecciones presidenciales», señaló el mandatario, que confesó estar discutiendo actualmente el tema con su «círculo más cercano».

Karzai es el único presidente que ha conocido Afganistán desde la caída del régimen talibán en 2001, pero tras dos victorias electorales (la última en 2009 marcada por el fraude), la Constitución le prohibe presentarse a un tercer mandato. Este adelanto es interpretado por algunos sectores como el deseo del presidente de retirarse de la escena política ante el temor al estallido de una nueva guerra civil tras la salida internacional.

Arcas mermadas

Las fuerzas de seguridad afganas cuentan con unos 330.000 efectivos en estos momentos y para 2014 está previsto que alcance los 352.000. Al mismo tiempo que Rasmussen visitaba Kabul, los ministros de Defensa e Interior afganos, Abdul Rahim Wardak y Bismila Khan Mohamadi, se encontraban en Washington negociando el futuro de su Ejército y Policía, que tendrán que reducir sus efectivos a 230.000 debido al reajuste en las ayudas por parte de la comunidad internacional. Los números actuales se sostienen gracias a los cerca de 7.500 millones de euros que se inyectan en las arcas afganas, una cantidad que se verá mermada tras el repliegue.

Junto a la formación de las fuerza de seguridad, el diálogo con los talibanes es la segunda prioridad de Estados Unidos para intentar salir con la mayor dignidad de Afganistán. En estos momentos, el proceso está suspendido por parte de los insurgentes que se retiraron de la mesa de negociación a mediados de marzo «hasta que EE UU aclare su posición y cumpla sus promesas».

El número dos de la Embajada estadounidense en Kabul, James Cunningham, hizo un llamamiento para retomar el diálogo y recordó que no están discutiendo «un plan de paz», sino que están «tratando de abrir un proceso de negociación entre afganos».