Activistas contrarios a la pena de muerte protestan por la ejecución de Michael Ross, la única de los últimos 52 años en Connecticut. :: DON EMMERT / AFP
MUNDO

Connecticut abole la pena de muerte

Se convierte en el 17º estado de EE UU que establece la cadena perpetua sin libertad condicional como condena máxima

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Tras varios intentos fallidos, la Cámara de Representantes de Connecticut dio luz verde ayer a la abolición de la pena de muerte en este Estado, una votación histórica que confirma el lento cambio de rumbo de la sociedad estadounidense en torno a una medida hasta hace pocos años casi universal en su código penal. Cuando el gobernador Dannel Malloy estampe su firma en el documento, Connecticut se convertirá el 17º estado de la Unión -el quinto en los últimos cinco años- en desterrar la pena capital. En el noroeste de EE UU -tradicionalmente la zona más liberal-, solo Pensilvania y New Hampshire siguen agarrados a esta controvertida norma.

En el debate generado en Connecticut ha pesado mucho el horrible crimen de una madre y sus tres hijos, que primero fueron secuestrados y luego asesinados. Los hechos se produjeron en 2007, pero fueron suficientes para que el anterior gobernador vetara, dos años más tarde, la enésima iniciativa del Congreso estatal de erradicar la pena de muerte. Para no complicar su aprobación en esta ocasión, la legislatura decidió que el asesino de aquella familia y otros diez reos continúen en el corredor de la muerte.

La nueva legislación convertirá la cadena perpetua sin opción a libertad condicional en la pena más elevada del Estado, si bien los condenados permanecerán encarcelados en instalaciones separadas de otros presos y solo tendrán la opción de salir fuera de sus celdas dos horas al día.

A juicio del gobernador, las nuevas medidas sitúan a Connecticut en el mismo nivel que la mayoría de los países desarrollados. «Durante décadas no hemos puesto en práctica la pena de muerte», subrayó Malloy al recordar que solo una persona, Michael Ross, ha sido ejecutada en los últimos 52 años en el Estado. «Pero queremos avanzar en eso terreno y eso implica fortalecer un sistema que nos permitirá alejar a los condenados de condiciones que ninguno de nosotros quisiéramos experimentar. Tiremos la llave y dejemos que estas personas pasen el resto de sus vidas en la cárcel».

Trece enmiendas que hubieran mantenido la pena capital en ciertos casos fueron derrotadas durante el debate parlamentario que se prolongó durante más de diez horas y donde muchos legisladores contaron experiencias personales sobre los efectos de crímenes violentos para apoyar su voto.

Cámara divida

La representante demócrata Patricia Widlitz declaró que, como muchos miembros de la Cámara, estaba dividida cuando recordó un asesinato en su comunidad y la dificultad de los residentes para explicárselo a los niños. «Comprendía sus sentimientos, pero en aquel momento fui incapaz de admitir que es correcto que el Gobierno mate a alguien después de que yo misma enseñara, tanto a padres como a hijos, que matar es un error, un acto inaceptable e inmoral», señaló de forma sincera la parlamentaria.

En un comunicado donde se congratula por la aprobación de la ley, Amnistía Internacional recordaba ayer que queda por delante un largo camino para erradicar la pena de muerte en el mundo, si bien hay una clara tendencia a la baja en el mantenimiento de esta medida. «Un total de 97 países (y casi un tercio de los estados de EE UU) han renunciado a la pena de muerte. Con su decisión, Connecticut contribuiría a lograr que esta condena cruel e irreversible pertenezca al pasado».

Durante los últimos 10 años, las condenas de muerte en EE UU han disminuido hasta alcanzar mínimos históricos, en gran parte gracias a una mayor concienciación de la opinión pública con respecto a las manifiestas deficiencias inherentes a la pena capital.