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Alto el fuego bañado en sangre en Siria

La oposición denuncia la muerte de 20 personas y el régimen la acusa de acabar con la vida de un soldado

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Por primera vez en meses, Siria despertó ayer envuelta en una fantasmagórica calma después de que entrara en vigor el alto el fuego negociado por la ONU. El cese de las hostilidades, sin embargo, no fue total y, mientras que la oposición denunciaba que al menos 20 personas habían muerto en distintos puntos del país por la represión de las fuerzas de seguridad, el Gobierno de El-Asad acusaba a «terroristas» de atentar contra un autobús militar en Alepo, donde murió un oficial.

En los barrios más conflictivos de ciudades como Homs, que desde hace meses soportan ataques diarios con fuego de artillería, los tanques y los francotiradores del Ejército sirio seguían ayer en sus puestos, aunque en actitud relajada, según mostraban vídeos recogidos por sus propios habitantes. La tensión con la que se vivió la jornada y las escaramuzas de ambos bandos proyectaron una sensación de provisionalidad, de que el alto el fuego, en ese clima caldeado, apenas podía durar, como relataron algunos residentes a Reuters. «Francotiradores, tanques y soldados están aún ahí, no se han marchado. La gente desconfía y cree que el alto el fuego es solo temporal. Nadie abandona sus casas», señaló Yazan, un activista en Homs, a la agencia británica.

En algunas ciudades como Deir al-Zor y Deraa, grupos de estudiantes respondieron al llamamiento del Consejo Nacional Sirio (CNS) y salieron a la calle a protestar pacíficamente. Uno de los seis puntos del plan de paz negociado por Kofi Annan, el secretario general de la ONU y la Liga Árabe para Siria, es devolver a los ciudadanos el derecho a manifestarse, y la oposición siria quiso poner a prueba ayer al régimen en este punto.

Sin embargo, el gran test para saber si el cese de la violencia es duradero podría tener lugar hoy, cuando los activistas han convocado marchas masivas aprovechando el sermón del viernes. «Mañana [por hoy] veremos si el Gobierno mantiene su compromiso. A la vez que pedimos a los sirios que protesten con fuerza. también les pedimos que tengan cuidado porque el régimen no mantendrá el alto el fuego y disparará», advirtió ayer Burhan Ghaliun, líder del CNS.

Pero el intento de paz también mostró ayer su enorme fragilidad. Varios incidentes en distintas provincias dejaron al menos 20 civiles y un militar muertos, una cifra relativamente baja en comparación con los más de cien fallecidos al día a los que los sirios se habían tristemente acostumbrado en las últimas semanas, pero escandalosa para una jornada de tregua.

La comunidad internacional, no obstante, se aferró a la relativa calma que se vivió durante gran parte del día para reforzar los esfuerzos, puede que ya la última oportunidad, para alcanzar la paz. La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, se reunió ayer con su homólogo ruso para intentar que éste use su influencia sobre El-Asad para que el cese de las hostilidades sea permanente. La alternativa puede ser la guerra total.

«Redadas masivas»

El Consejo Nacional Sirio denunció que este alto el fuego «parcial» se había traducido en una multiplicación de los controles militares en todo el país, con soldados fuertemente armados, y en «redadas masivas» en las principales ciudades. En Alepo, la segunda ciudad del país, una bomba estalló al paso de un autobús militar, causando la muerte a un oficial y heridas a 25 efectivos. Como viene siendo habitual, el Gobierno culpó a «grupos terroristas» (como el régimen denomina normalmente a la oposición) de la provincia de Idleb, según informó la agencia oficial Sana.

Otro de los puntos del plan de paz es que Damasco permita la entrada y movimiento en el país a la prensa internacional para que pueda ejercer de testigo independiente. Esa autorización aún no se ha concedido, por lo que la información que ayer llegaba de Siria, como ha ocurrido a lo largo de todo este conflicto, que ya dura más de un año, no pudo ser confirmada.