La Fiscalía presenta cargos contra el vigilante de barrio que mató a Trayvon Martin
La presión social fuerza a la Justicia de Florida a actuar contra George Zimmerman, que disparó contra un joven negro desarmado
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarProtestas tan masivas que se han comparado a las de Selma (Alabama), que en 1965 forzaron la legalización del voto negro en EE UU, han logrado que la fiscal de Florida presente cargos contra el vigilante de barrio que el pasado 26 de febrero disparó contra Trayvon Martin. El joven de color de 17 años, convertido en otro símbolo de la lucha por los derechos civiles, murió de un disparo a manos de George Zimmerman, un voluntario que le consideró sospechoso por llevar la capucha alzada y merodear solo en una noche lluviosa. Martin, que simplemente hablaba con su novia, iba desarmado y había salido a comprar caramelos y una lata de te.
«Los últimos 45 días han sido una pesadilla», confesó ayer su madre, a la que la fiscal pidió que amansara a las masas declarando públicamente su fe en la justicia. Al cierre de esta edición se desconocían los cargos con los que se ha imputado al vigilante de barrio. Zimmerman, de 28 años, hijo de un estadounidense y una peruana, llamó esa noche a la Policía para informar de que el chico debía «estar drogado o algo así» y no iba «a hacer nada bueno». El voluntario, que se precia de haber facilitado 140 chivatazos a la Policía, ignoró el consejo de dejar de seguirle. Según él, cuando le perdió de vista y volvió al coche, este le atacó y se vio obligado a dispararle «en defensa propia».
Florida tiene en vigor una controvertida ley que permite responder con fuerza letal un ataque en espacios públicos. Por eso Zimmerman ha pasado los 45 días transcurridos desde el incidente en libertad sin cargos. Las declaraciones de los testigos y los vídeos de la Policía que se han filtrado sugieren que los agentes manipularon el informe y le trataron con tanta familiaridad que contaminaron pruebas potenciales por falta de precauciones. Es como si dieran por buena la versión del voluntario que tantas veces les había ayudado y pensaran que podían cerrar el caso sin más investigación.
Así hubiera sido de no haber contactado la familia hace un mes con los principales activistas de derechos civiles del país, al ver que el asesino de su hijo seguía libre. Zimmerman aún lo está. Es más, ni sus abogados conocen su paradero aunque aseguran que no se encuentra en Florida. El martes anunciaron que su cliente «va por libre», no devuelve sus llamadas ni sigue sus consejos. «Actúa como alguien que no está bien», dijeron, para escándalo del gremio.
Todo ello ha forzado a la fiscal a acelerar la presentación de cargos ante el temor de que se fugue. Sus abogados, que nunca se han reunido con él en persona, dicen que sufre estrés postraumático debido al incidente que «cambió su vida». Para rehacerla ha abierto una sencilla página web con la bandera estadounidense en la que acepta donaciones, www.therealzimmerman.com. Nadie sabe cuántos fondos habrá recibido pero él mismo proclama que «el apoyo ha sido desbordante en volumen y contundencia».