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China destierra a uno de sus mandarines

El Partido Comunista destituye de sus cargos a Bo Xilai, salpicado ahora por un caso de homicidio

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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La misteriosa muerte de un empresario británico le ha dado la puntilla a Bo Xilai. Hijo de uno de los héroes nacionales, el gran jefe de la megalópolis de Chongqing, en el centro oeste de China, llegó a estar en las quinielas de la sucesión al cargo de presidente. Por eso, su caída en desgracia ha sido mucho más sonada que la de cualquier otro miembro del Partido Comunista (PCCh) destituido de sus cargos. De hecho, hacía décadas que no se veía en el gigante asiático un serial de intriga política de esta magnitud, y hay quienes comparan esta crisis a la vivida en el año 1989 durante la matanza de Tiananmen. Pero parece que llega ahora a su desenlace esta historia de ambición, poder, corrupción y asesinato, que ha contado también con un episodio de golpe de estado fantasma.

Ayer, «por serias violaciones de la disciplina que han dañado la imagen del Partido y del país», el Comité Central decidió relevar a Bo Xilai de su cargo como miembro del Politburó. Es el certificado de defunción política que se esperaba después de que fuese destituido en marzo como secretario general del PCCh en Chongqing. Además, la agencia de noticias oficial Xinhua informó también del arresto de su mujer, Gu Kailai, que podría ser una de las piezas clave en la más que sospechosa muerte del hombre de negocios Neil Heywood. Primero se dijo que había fallecido por una intoxicación etílica, pero las nuevas pruebas demuestran que fue un asesinato.

Aunque Heywood falleció el pasado 15 de noviembre, hace solo unas semanas que el Gobierno del Reino Unido pidió que se investigase de nuevo el caso. Y a ello se ha puesto un equipo de policías que ahora podrá trabajar sin la influencia de Bo Xilai. Al parecer, Heywood y Gu Kailai mantenían alguna disputa económica y la mujer podría haber pedido a uno de los esbirros de su marido, Zhang Xiaojun, que se deshiciera de él. «No hay privilegios para nadie frente a la ley, y el Partido no tolera que sus miembros se pongan por encima de la ley», decía la nota oficial. Curiosamente, Bo Xilai fue el abanderado de la cruzada contra la mafia de Chongqing.

Sin duda, el Ejecutivo de Hu Jintao y Wen Jiabao ha aprovechado la ocasión para lanzar una dura advertencia a quienes se creen dueños y señores del territorio que gobiernan. Además, se quitan de encima a uno de los molestos líderes de la facción más izquierdista del Partido, que saltó a los titulares de la prensa mundial por su decisión de reinstaurar en televisión los programas de propaganda política, pero que ha recibido más de un bofetón por los excesos consumistas de su hijo Bo Guagua. Por todo ello, no está claro si la decisión de ayer es un castigo contra la corrupción, una purga política, o ambos. Y todo apunta a que la trama continuará por todo el país, ya que irán destapándose casos de corrupción ligados a la familia Bo.

Negocios sucios

La liebre de todo este embrollo saltó el 6 de febrero, cuando el jefe de Policía de Chongqing, Wang Lijun, escapó de su domicilio para esconderse en el Consulado de Estados Unidos de la cercana ciudad de Chengdu. No ha trascendido qué hizo en las horas que estuvo en la legación diplomática hasta que un viceministro viajó de Pekín para escoltarlo personalmente hasta el centro del poder político chino. Y nada se ha sabido de él desde entonces. Pero diferentes fuentes no oficiales aseguran que Wang Lijun destapó los sucios negocios y la inmensa ambición de su jefe, y que pidió protección porque temía por su vida. La incógnita ahora está en conocer quién sucederá a Bo Xilai.

La respuesta revelará más datos sobre esta inédita intriga política china.