Umberto Bossi, en una foto tomada en 2009, conversa con su hizo Renzo en una manifestación en el municipio de Pontida. :: REUTERS
MUNDO

La debacle de la Liga Norte

Entre guerras internas por la sucesión y exigencias de que rueden cabezas, la duda es si el partido italiano sobrevivirá a su líder El escándalo que ha acabado con Bossi se enriquece cada día con increíbles detalles chuscos

ROMA. Actualizado: Guardar
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Lo último es un vídeo grabado por el propio chófer de Renzo Bossi, hijo del líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, harto de robar para él de los gastos de transporte del partido, en el que muestra cómo le da 50 euros para sus gastos. «Yo era su cajero», ha confesado, igual que otros antiguos trabajadores y exsecretarias de la formación que ahora cuentan todo. El chófer sacaba habitualmente dinero de la caja para los gastos de 'el Trucha', sobrenombre del hijo de Bossi, de cenas a gasolina. Todo ello procedente de los fondos de financiación pública. En total, con otros sistemas, 440.000 euros que incluyen sus estudios, coche de lujo y escolta privada. 'El Trucha', que suspendió tres veces selectividad pero fue enchufado en las listas y elegido con 21 años como consejero regional de Lombardía, cobrando 12.000 euros, dimitió el lunes.

En el partido se ha abierto una guerra interna que hasta ahora era larvada pero que ya es declarada. Roberto Maroni, exministro de Interior y que disputaba a Bossi el liderazgo, clama cada día pidiendo una limpieza radical. Anoche fue su consagración en un mitin rebelde celebrado en Bérgamo, donde los militantes acudieron con escobas, símbolo de su deseo de barrer la porquería. Se intenta refundar el partido, pero siendo tribal, crecido en torno al culto del líder, la impresión es que la Liga Norte sin Bossi puede desaparecer. Ha caído toda su familia, pues todos han trincado, de las obras en casa de la mujer a la operación plástica de la nariz de su hijo Eridano Sirio -les ponen nombres en plan céltico-. Y también el entorno de pelotas que se le había metido en casa, el llamado 'círculo mágico'. Entre todos habrían absorbido 3,5 millones de euros de dinero público.

En realidad es la caída de otra pieza más del 'berlusconismo', el fin de una época. Tras el declive de 'Il Cavaliere' han comenzado a estrellarse personajes clave de su órbita. Desde su cura personal, Luigi Verzé, creador con estilo mafioso de un imperio hospitalario, a Emilio Fede, servil presentador de uno de sus telediarios, pillado con dos millones de euros en Suiza. Bossi es una figura paralela a Berlusconi y con su alianza desde 2000, tras pelearse en 1995, le ha garantizado una década de Gobierno tragando con todos sus desmanes. Ahora vuelve a emerger, con el testimonio de Rossana Sapori, exdirigente de la Liga, la tesis de que Berlusconi se compró a Bossi. En 2000 el partido estaba endeudado y debía pagar querellas millonarias a 'Il Cavaliere' por haberle llamado mafioso en su ruptura así que el magnate saldó todo el crédito a cambio del apoyo incondicional firmado incluso ante notario, sostiene Sapori.

Surrealismo y mafia

A la luz del escándalo las payasadas de la Liga, defensora de una utópica e inexistente Padania, resultan aún más ridículas. El juramento anual con druidas y disfraces de Obélix en el nacimiento del Po, las rondas de seguridad contra inmigrantes, el concurso de Miss Padania aderezado con exaltación de quesos locales, un Parlamento secesionista donde se reúnen cuatro gatos... Pero por lo visto se lo creían, pues ha trascendido que la mujer de Bossi vive encerrada en la buhardilla devorando libros de esoterismo. Ahora los más cerriles militantes, que se creían distintos genéticamente de los demás partidos, están flipando. Es todo surrealista, pero en la tradición de la comedia italiana. El partido que desprecia a los negros y a los italianos paletos del sur ha enviado 4,5 millones de euros a Tanzania, con la sospecha de los magistrados de que se trata de lavado de dinero de la 'ndrangheta, la mafia calabresa. Pero es que hasta Tanzania ha rechazado el dinero por su dudoso origen.

A la espera de una próxima radiografía electoral que puede ser devastadora la base exige que rueden cabezas. Sobre todo la de Rosi Mauro, vicepresidenta del Senado. Su dimisión ayer se daba por hecha, pero salió en la tele a defenderse entre lágrimas. Niega las acusaciones de haberse pagado con 120.000 euros unos estudios en Suiza de ella y su supuesto novio, un expolicía y cantante que ahora trabaja en el Senado. Niega incluso que sea su pareja y lo atribuye a escuchas filtradas a la prensa sin contrastar. Catapultada por enchufe y sin experiencia en la cámara, ha marcado su estilo de verdulera medieval. Bossi la fichó por eso, impresionado cuando era sindicalista porque gritaba más que nadie. Desde que tuvo un ictus en 2004 se ha convertido en su sombra y hasta se mudó al lado de su casa. Para rematarlo, el tesorero manirroto que centra el escándalo, Francesco Belsito, simple portero de discoteca venido a más, ha sido sustituido por Stefano Stefani, con un carrerón de fracasos, de un banco padano, Credieuronord, que quebró en tres años, a un complejo de vacaciones en Croacia para militantes que no quisieran mezclarse con chusma en las playas del sur.