Opinion

Amnistía fiscal

Es posible que se recaude poco dinero, pero es seguro que se provocará la irritación del contribuyente

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La decisión de las Haciendas Forales de la Comunidad Autónoma vasca y de la comunidad Foral Navarra de negarse a aplicar la amnistía fiscal dictada desde el gobierno central para los defraudadores al fisco, abre un boquete político a Mariano Rajoy y pone en evidencia la injusticia e inmoralidad de la iniciativa.

La desesperada búsqueda de dinero, en medio de un ajuste brutal, ha llevado al Gobierno del PP a decretar una amnistía fiscal para los defraudadores, que podrán pagar sólo el 10% del dinero no declarado. La medida resulta injusta y envía un mensaje desolador a los españoles que pagan civilizadamente sus impuestos: se puede defraudar porque, al final, solo se paga el diez por ciento de lo evadido al fisco. Algo así como si pagar impuestos fuera de tontos porque los listos no los pagan y luego con abonar el 10% saldan la deuda y quedan en paz.

No hace falta buscar calificativos para definir esta medida, basta solo con recordar lo que dijeron de una propuesta semejante hace pocos meses tanto Mariano Rajoy, que afirmó qué el nunca haría algo semejante, como lo dicho por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, para la que una supuesta amnistía fiscal era impresentable, injusta, insolidaria, etc. Es bastante probable que muchos españoles piensen lo mismo de esta amnistía que, para algunos expertos, podría ser incluso inconstitucional.

Amnistías anteriores en otros países europeos, demuestran que han servido para recaudar muy poco dinero, que se han acogido a ellas defraudadores ocasionales, o han permitido blanquear cantidades no relevantes. Las estructuras económicas que han hecho del fraude una forma de vida, se gastan un dineral en que no les pillen y no parece que se les vaya a ablandar el corazón por la crisis y hagan aflorar su dinero opaco.

De manera que es posible que se recaude poco dinero, pero es seguro que se provocará la irritación del contribuyente que cumple con sus obligaciones fiscales. En un país en el que todos los días personas en paro, o que han visto reducidos drásticamente sus ingresos, son desahuciados, expulsados de sus pisos porque cajas de ahorro o entidades bancarias no admiten ni el más leve impago, resulta sangrante que personas que no han pagado a Hacienda encuentren una levísima sanción para aflorar su dinero opaco y quién sabe si un estímulo para seguir defraudando en el futuro, viendo lo barato que sale.

La postura de las Haciendas forales puede hacer daño a Rajoy, dificulta el posible apoyo del PNV a los presupuestos y subraya la contradicción de que la Diputación de Álava, gobernada por el PP, se declare también insumisa a una decisión del Gobierno de España.