Un paquete en Al-Jazeera
¿Por qué querría el fanático de Toulouse difundir las imágenes de su cacería a niños judíos?
Actualizado: GuardarUn correo postal llevó a las oficinas de la cadena de televisión Al-Jazeera en París un paquete franqueado en Toulouse. Envolvía un dispositivo común de almacenamiento USB para imágenes digitales y resultó contener las grabaciones de Mohamed Merah en plena orgía criminal durante los ocho días que conmovieron Francia. Siete asesinatos a sangre fría. El jadeo y el grito aterrado de los niños perseguidos frente a su escuela. El forcejeo con una chiquilla aferrada por la coleta antes de dispararle mortalmente. Durante unas horas desde la sede de la televisión catarí se informaba lacónicamente que los responsables de la cadena estaban deliberando sobre la decisión de emitir o no el vídeo. ¿Deliberando?
La mera sospecha de que los editores de Al-Jazeera pudieran dar luz verde a la difusión de las imágenes grabadas por un fanático de sus horribles crímenes en nombre del yihadismo delirante ponía los pelos de punta. Finalmente, el canal catarí anunció que no difundiría el vídeo porque «no aporta ninguna información que no fuera ya de dominio público». Pero durante unas horas acudieron a la memoria colectiva las 'ejecuciones' que circularon por la red y las televisiones, grabadas por los grupos terroristas en Irak donde un niño talibán de 14 años decapitaba a un rehén o un grupo de encapuchados disparaba el tiro de gracia a un grupo de civiles secuestrados Tampoco aquellos vídeos aportaban ninguna información; solo el horror sin límites de que puede ser capaz un ser humano alimentado por una prédica devastadora.
Durante meses la red del terrorismo yihadista logró su propósito de contaminar los medios de comunicación de su propaganda de terror. No es sencillo desentrañar el efecto de docenas de impactantes y brutales imágenes rebotando por la red hasta llegar a hogares como el apartamento del joven fanático de Toulouse. O de miles de moradas de islamistas aislados en las grandes periferias de Europa. Pero durante años no han faltado voluntarios suicidas llegando a Irak para abrocharse a un coche atiborrado de explosivos y detonarlo en un mercado sin el menor remordimiento. El efecto llamada de la violencia y la sangre funciona. ¿Por qué si no querría el monstruo de Toulouse difundir las imágenes de su cacería a niños judíos a las puertas de la escuela? Mohamed Merah conocía el efecto de la imagen violenta embalada en palabras de «Cruzadas» y le pasaba vídeos a un joven vecino de su barrio de Montauban. Por eso la iniciativa de Sarkozy para perseguir la difusión y consulta de sitios en Internet que inciten al odio y a la violencia es un paso tardío pero necesario aunque siempre habrá quien se envuelva en los principios de la libertad de expresión e información para oponerse. Que pregunte a los editores de Al-Jazeera, ellos tardaron unas horas pero al final atinaron.