Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal saludan al público en un acto del Partido Popular. :: JORGE GUERRERO / AFP
ESPAÑA

Rajoy dará un toque de atención al PP para que ejerza de defensor del Gobierno

El revés en Asturias y Andalucía coincide con el relevo en puestos muy sensibles del armazón popular

MADRID. Actualizado: Guardar
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«¿Cómo puedo defender la reforma laboral si nadie me la ha explicado a mí?». La queja, más bien el lamento, la realiza el alcalde de una capital de provincia gobernada por el PP y glosa los cien días de desconcierto en los que ha quedado sumido el partido desde que Mariano Rajoy llegó a la Moncloa. Antes del 20-N, los cargos medios de la formación recibían periódicamente un argumentario en el que se detallaba el porqué el PP defendía una tesis u otra. «Se nos decía qué buscaba el partido con esa propuesta y cuál eran sus puntos fuertes y los débiles, es decir, por dónde presumiblemente nos atacaría el PSOE, pero hoy nadie explica nada», insiste otro dirigente popular. Otro dato abunda en la presunta descoordinación que atenaza al partido que sustenta el Gobierno: la nueva cúpula del PP se reúne hoy por primera vez desde que se constituyó hace casi dos meses, tras el congreso nacional celebrado en Sevilla.

María Dolores de Cospedal, secretaria general, justificó este retraso debido a que el partido estaba «volcado» en los procesos electorales de Andalucía y Asturias. Sin embargo, Mariano Rajoy ha convocado en múltiples ocasiones sus comités ejecutivos fuera de Madrid, con lo que este cónclave se podría haber reunido antes en alguna ciudad andaluza o asturiana.

Más allá de matices de funcionamiento, Rajoy dará hoy un toque de atención al partido para que no deje solo al Gobierno en el alegato en favor de las «duras» medidas de ajuste que se han puesto en marcha en estos frenéticos tres primeros meses de legislatura. Los Presupuestos Generales del Estado para 2012, lo más «restrictivos» de la democracia, son el último eslabón de esta prolija actividad reformista que, tal y como recalcó el propio presidente del Gobierno, continuará en los próximos meses, pese a la advertencia de los sindicatos de un posible estallido social, sobre todo si continúa adelante con los drásticos cambios en el modelo de relación laboral.

Cambio de rumbo

Cospedal ya dio el sábado el primer paso en esta dirección. Reunió en la sede de Madrid a los consejeros económicos de las comunidades que gobierna el PP, a los portavoces parlamentarios económicos y a los secretarios de área económica en las direcciones regionales de la formación para acometer la «difícil» tarea de intentar explicar a los ciudadanos que tras el nuevo tijeretazo hay un «impulso reformista» que a medio plazo hará de España.

Un cambio de rumbo que llega tras varias semanas en las que quedó en evidencia que la nueva dirección del PP, elegida tras el congreso nacional que se celebró en febrero en Sevilla, no había logrado reconducir aún la sensación de orfandad que quedó tras el trasvase de altos cargos desde Génova al Ejecutivo, en diciembre pasado.

Los más oficialistas se quejan de que así como la Unión Europea y la oposición en España «han hurtado» al Gobierno los cien días de cortesía que tradicionalmente se le daba a los nuevos Ejecutivos, dentro del propio PP tampoco se ha otorgado a la nueva cúpula un plazo razonable para su acoplamiento.

Otros dirigentes, por contra, lamentan la falta de «sentimientos» que se transmite tanto desde el partido como del Gobierno a la hora de pedir sacrificios a los españoles. «No hay complicidad ni afectividad, es como si el médico le dice a su paciente que está casi terminal, pero no se detiene lo suficiente en explicar que hay un tratamiento que si lo cumple a rajatabla, pese a los efectos secundarios adversos, tiene muchas opciones de salvarse», expone un parlamentario del PP.

Lo cierto es que el revés electoral en Andalucía y Asturias es el primero que padece el PP desde 2009 y coincide con la salida de la dirección popular de pesos pesados como Ana Mato, que dejó la secretaria de Organización del PP para asumir el cargo de ministra de Sanidad. También han causado baja Juan Manuel Moreno, que tras quince años en Génova ocupando puestos de diversa responsabilidad en el área de Política Autonómica y Local ha seguido a Mato a Sanidad como secretario de Estado.

El nuevo rol de Esteban González Pons, que tras el cónclave de Sevilla pasó de la vicesecretaria general de Comunicación a la de Estudios y Programas, también ha dejado al partido sin un portavoz que no eludió ninguna contienda dialéctica para defender con vehemencia la hoja de ruta del PP, lo que a veces le costó reproches por su efusividad

Con las derrotas renacen algunas dudas en el PP. La principal, si Rajoy no cerró en falso el debate interno sobre si es efectivo para la organización que María Dolores de Cospedal compagine el cargo de presidenta de Castilla-La Mancha con el de secretaria general del PP. «Mato dedicaba doce y catorce horas diarias al partido, incluso los fines de semana, pero Cospedal tiene otras obligaciones y, hasta ahora, viene cada tres o cuatro días a Génova», apunta un antiguo miembro de la cúspide popular.