EL TRANVÍA

¿UN PLAN DE AJUSTE PARA EL FUTURO?

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Existía temor entre los trabajadores con el plan de ajuste que tenía que presentar el Ayuntamiento de Jerez y que finalmente fue aprobado -con mucha polémica- este pasado viernes. Las sospechas de que el mismo iba a incluir un considerable número de despidos se confirmaron al final. Serán 390 a través de un ERE, 300 en el propio Consistorio y los 90 restantes en empresas municipales, cifras a las que ahora habrá que poner nombres y apellidos en una ¿negociación? que se prevé movida. Más allá de las consideraciones y valoraciones que han realizado ya unos y otros, gobierno local, sindicatos, trabajadores, oposición y diferentes colectivos, hay una doble lectura que evidencia que la medida es dolorosamente necesaria, pero ha sido pésimamente ejecutada.

Hay una realidad incuestionable: un Ayuntamiento como el de Jerez no podía seguir sosteniéndose con más de 2.500 trabajadores en las circunstancias actuales. Es el resultado de unas desastrosas gestiones de gobiernos anteriores en las que han primado el enchufismo y las contrataciones injustificadas estaban al orden del día. Muchos de los que ahora ponen el grito en el cielo son muy responsables de lo que sucede ahora, de que el Consistorio esté en quiebra y de que, desgraciadamente, ahora sea necesario coger el toro por los cuernos y adoptar medidas tan dolorosas como necesarias. Eso sí, que nadie se lleve a engaño: los famosos créditos ICO que se concederán para pagar a proveedores habrá que pagarlos una vez que pase el periodo de carencia, con lo que las arcas municipales seguirán ahogadas durante bastantes años pese a todo.

Pero tanto o más cierto es que el gobierno municipal ha gestionado pésimamente todo este asunto. No ha negociado el plan de ajuste y solo ha sido capaz de presentárselo a oposición y sindicatos unos minutos antes de aprobarlo en sesión plenaria. Y así lo que consigue es crispar todavía más los ánimos, que bastante caldeados están ya en Jerez. ¡Qué pena!