Ahora dicen que soy una auténtica mujer
Actualizado: GuardarSoy mujer, madre de dos hijos, heterosexual y felizmente casada con el padre de ambos. Creo que todo ello me convierte en, lo que el Ilustrísimo Ministro de Justicia, define como una 'auténtica mujer'. ¿En condición de qué he vivido hasta ahora?
Así pues, por obra y gracia de la libre elección de mi maternidad, desde las 6.06 horas del 17 de septiembre de 1994 soy no solo mujer sino auténticamente mujer. Es algo de lo que me acabo de enterar y, la verdad, me está trastornando el ánimo profundamente. Porque, claro en mi ignorancia, durante todos estos años puedo haber cometido innumerables tropelías indignas del ser auténticamente mujer y ahora ¿qué?, ¿cómo lo arreglo?, es más ¿tendrá arreglo?; más grave aún ¿qué tengo que hacer a partir de ahora que lo sé? ¡Ay, que angustia!
No me gustaría que pensarais de mí que soy una histérica o una exagerada, pero claro yo no supe darme cuenta de que al dar a luz pasaba de mujer a auténticamente mujer y ahora al echar la vista atrás creo que tuve sentimientos y pensamientos nada apropiados. Más aún, hasta la revelación ministerial, yo siempre he sentido que el momento de mi vida en el que me había sentido menos mujer fue ese 17 de septiembre cuando entré en el Hospital de Can Misses, en la ciudad de Ibiza, con las primeras contracciones y después de haber roto aguas.
Fui acogida por una auxiliar de enfermería que siguiendo el protocolo, y a pesar de no presentar riesgo de cesárea, me rasuró completamente: con agua fría y una maquinilla de afeitar de plástico. Después fui atendida por una matrona inglesa, con capacidad empática cero y que impartía ordenes con una disciplina digna de su nacionalidad. A partir de ahí sentí que desaparecía, que me hacía invisible y que solo tenía importancia en función de que mi cuerpo, no yo, era necesario para la supervivencia de otro. Luego llegaron el cansancio, los puntos, la lactancia, las dudas sobre el cuidado, la entrega de tu tiempo,. Sentí muchas cosas, buenas y malas, pero tardé algún tiempo en sentirme simplemente persona otra vez y en reconocerme.
Antes de que alguien me acuse de feminista, que lo soy, radical (o algo peor), de estar en contra de la maternidad y de la lactancia materna, me gustaría de dejar claras algunas cosas. He decidido libremente cómo, cuándo y con quién tenía a mis hijos; he disfrutado plenamente de dos embarazos y solo trato de olvidar los dolores de parto que son muy jodidos, he disfrutado de verles crecer y de educarles, de acompañarles en sus vidas y me hacen profundamente feliz, pero no son los generadores de mi identidad o de mi esencia o de lo que sea.
Yo soy auténticamente persona desde que nací, no desde que nacieron ellos o desde que tuve pareja o desde que entré en la universidad o desde que pude votar...