Gallardón, en la sesión de control al Gobierno de ayer. :: J. C. HIDALGO / EFE
ESPAÑA

«Usted no reparte el carnet de mujeres auténticas»

El PSOE cuestiona a Gallardón y advierte de que la maternidad y la conciliación se ven dificultadas con la reforma laboral

MADRID. Actualizado: Guardar
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Alberto Ruiz-Gallardón volvió a agitar ayer las aguas del Congreso con su provocador discurso sobre el derecho a ser madre. Pero, 'torero' donde los haya, el ministro de Justicia se topó con una rival inesperadamente dura de roer. En su estreno ante el pleno de la Cámara baja, la diputada socialista Patricia Hernández se encaró con el veterano político a cuenta de su afirmación de que la «libertad de maternidad hace a las mujeres más mujeres». «Usted no reparte carnets de mujeres auténticas; ni una mujer es más mujer por ser madre -le espetó con una frase de Carme Chacón- ni un hombre más inteligente por ser ministro».

La historia viene de lejos. El titular de Justicia ya despertó las iras del PSOE -y especialmente de su sector femenino, que tanto presionó para que José Luis Rodríguez Zapatero se atreviera a sustituir la ley de despenalización del aborto de 1985 por una ley de plazos- cuando dejó clara su intención de regular de nuevo sobre el asunto. Fue, aun así, el hecho de que aderezara su decisión con un discurso en contra de la «violencia estructural» que, según dijo, empuja a muchas mujeres a renunciar a tener hijos lo que hizo a los socialistas, liderados por su vicesecretaria general, Elena Valenciano, poner el grito en el cielo.

Avezado orador y habitualmente experto en poner el foco donde más le pueda interesar, el exalcalde de Madrid no solo no se arrugó ante las acusaciones de demagogia y utilización torticera de la discriminación real de las mujeres sino que dejó claro que nada le haría desviarse de su camino. Un camino para el que, según los socialistas, ha inventado una coartada falsa. «Le voy a decir algo que quizá le parezca una tontería: para proteger la maternidad -subrayó Hernández- hay que proteger la maternidad; y para fomentar la conciliación hay que fomentar la conciliación».

El primer partido de la oposición acusa al Gobierno de haber puestos trabas a ambos derechos con su reforma laboral. La nueva norma impedirá acumular las horas de lactancia para sumarlas a la baja maternal y tampoco permitirá repartirlas entre el padre y la madre. El convenio colectivo puede fijar además las horas concretas en las que un trabajador debe acogerse a ese permiso en función de las necesidades productivas y organizativas de las empresas. Y desaparecen las bonificaciones para las empresas que contraten a mujeres que quieran reincorporarse al mundo laboral en los dos años posteriores a haber sido madres.

Con una, basta

Sobre nada de esto se pronunció Gallardón. Fiel a su guion, se limitó a responder la pregunta que aparecía en el orden del día. «¿Cuántos casos tiene acreditados el Gobierno de violencia estructural contra las mujeres como la referida por el ministro de Justicia?». «¿Cuántos necesita usted para que el Gobierno intervenga?», repuso en un primer momento. Entrados en faena, insistió en los estudios que demuestran que las mujeres «conciben la maternidad como un riesgo que afecta a su derecho laboral» y adujo que, pese a las leyes, sigue habiendo una política empresarial que hace difícil para las mujeres compatibilizar su desarrollo profesional con su deseo de ser madres.

El dirigente popular tiró incluso de manual y citó a Martin Luther King con aquello de que la injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia de cualquiera. «Ante una sola mujer que tenga dificultad -insistió- este Gobierno actuará». El cómo quedó en el tintero.