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Lección de paciencia en Nicosia

Mourinho acertó para cambiar la dinámica de un duelo en el que los chipriotas apenas salieron de su campo y no tiraron a puerta El Madrid maduró al Apoel y resolvió fácil en el tramo final, ya con Kaká y Marcelo en el campo

MADRID. Actualizado: Guardar
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Con paciencia, oficio, profesionalidad, sin errores y una superioridad enorme, el Madrid esperó su momento y derribó el muro del chipriota en el último cuarto de hora, cuando Marcelo y Kaká aportaron más ritmo, facilitaron el lucimiento de Benzema y sacaron a relucir las enormes carencias del equipo revelación de la 'Champions'. El equipo de Mourinho dejó sentenciado su pase a semifinales y acabó con la bella aventura de un Apoel al que aún le queda disfrutar de la visita turística al Bernabéu.

Del mismo modo que es imposible discutir si uno no quiere, resulta complicado ver un buen partido de fútbol si a uno de los equipos no le interesa el ataque, juega en casa y se trata del choque de ida. Es milagroso que el Apoel, acrónimo de Athletic Fútbol Club de los Griegos de Nicosia, haya alcanzado los cuartos de final. Y no ya por haber eliminado el Lyon, ya que a doble partido las sorpresas suelen darse, sino sobre todo por superar una fase de grupos. El bloque que dirige el serbio Ivanovic se encerró con dos líneas de cuatro cerca de su área y hasta los once jugadores en su campo. El brasileño Ailton debe de ser el delantero centro más aburrido de la 'Champions'.

Además de pertrecharse con cierto orden, tuvo el mérito el Apoel de hipnotizar al Madrid con su ritmo cansino durante más de una hora, hasta que los acertados cambios de Mourinho le dieron una marcha más al juego. Un fútbol a pase de tortuga que forzó a los merengues a jugar como menos les gusta, con nulas opciones de contragolpe. El Madrid tenía una misión parecida a las que afronta el Barça casi a diario. Se trataba de tener calma, de evitar fallos en las entregas para no sufrir sustos y de mover rápido el balón. La última premisa fue la que faltó a lo largo de un primer tiempo tedioso. Se les puede reprochar falta de ambición pero también es lógico pensar que los merengues no tenían por qué desplegarse a un ritmo vertiginoso a sabiendas de que los chipriotas caerían como fruta madura y, en el peor de los casos, en el Bernabéu sería pan comido.

Sin noticias de Casillas y de la defensa blanca, formada por tres habituales y Coentrao, a quien Mourinho concede prioridad sobre Marcelo en los partidos top, el juego se desarrollaba solo en terreno chipriota a un ritmo de la época de los resúmenes en blanco y negro. Las ocasiones iban cayendo del lado visitante más por inercia y cálculo de probabilidades que por intención. La opción más clara la tuvo Benzema, quien fall a puerta vacía tras gran combinación entre Cristiano y Sahin. Quiso asegurar pero el esférico botó mucho y se marchó alto.

Sahin, calidad y visión

Hay que hablar de Sahin, la gran sorpresa en el once inicial. No se sabe muy bien si porque entendió el técnico luso que el rival era propicio para rotar, porque había que mostrar en Europa a un fichaje de campanillas que por algo fue elegido el mejor jugador de la Bundesliga por sus compañeros, porque pensó que entre él y Özil podrían descomponer al Apoel o porque su origen turco le hace estar más acostumbrado a este tipo de ambientes y campos lentos. Se le ve falto de forma y muy tímido, sin galones en un club como el Madrid. Cuando Sahin se anima y decide intervenir, exhibe calidad técnica y visión de juego. Una curiosidad para animar las tertulias en el descanso: el portero Chiotis fue el jugador local que más pases dio. Y otra anécdota: Coentrao solo dejó un mal saque de banda como acción reseñable.

Mourinho decidió mover fichas al poco de la reanudación. El Madrid estaba obligado a ganar en Chipre por presupuesto, prestigio e historial. Dio entrada a Kaká en lugar de un Higuaín muy perdido anoche y buscó más profundidad con Marcelo. Entre los fabricaron la jugada que culminó Benzema, de buen cabezazo. Con la victoria en el bolsillo y el Apoel rendido, ya era coser y cantar. Entre Marcelo y Kaká firmaron un gran gol y Karim puso la guinda.