LA VIDA SIGUE IGUAL
Actualizado: GuardarEl varapalo sufrido anoche por el Partido Popular se puede calificar, sin ningún miedo a exagerar, como histórico. Nunca como esta vez los populares han tenido la oportunidad de arrebatar al PSOE el feudo más duro que les quedaba en España. Todas las encuestas les daban como ganadores claros, con una mayoría que les permitiría gobernar durante cuatro años con total comodidad. Sin embargo, cuando al filo de las nueve de la noche empezaron a publicarse los datos del escrutinio, las caras de los dirigentes populares fueron tornando de la euforia a la decepción. Finalmente ganaron, pero es la victoria más amarga que pudieran imaginar. No obtenían mayoría -ni de lejos- y seguirán en la oposición. Tenían todo a favor, más a raíz de las últimas generales, en las que Rajoy arrasó en buena medida gracias al voto andaluz. Pero no ha sido suficiente, como no lo han sido los escándalos de los ERE, ni la vergonzante cifra de parados en Andalucía. La vida sigue igual. Seguirá igual para los andaluces. Pero para quien no debería hacerlo es para el candidato popular. Es la cuarta derrota de Javier Arenas, quien debería declararse incapaz de alcanzar el objetivo y dejar paso a otro. Cierto es que la reforma laboral ha jugado en su contra y seguro ha sido determinante en el resultado final. Pero aún así los factores que esta vez jugaban a su favor tenían mucho mayor peso que los que tenía en contra. Arenas debería dimitir, porque con tanto a favor del PP sólo desde el error en la elección del candidato se puede entender el fracaso popular en el 25M.
Sin embargo, es más que probable que no lo haga, aunque le honraría. Nadie lo hace. Llegados estos casos, nadie se siente culpable. Dejarán que pase la marea, que se tranquilicen los ánimos. Bajarán los escándalos de las ayudas fraudulentas, de la cocaína, de los EREs falsos, que regresarán con las próximas elecciones, dentro de cuatro años. Hasta entonces, la vida seguirá igual.