La victoria más amarga
El aspirante popular cosecha un resultado histórico, pero también su cuarto fracaso para desalojar al PSOE del poder tras 30 años Javier Arenas Candidato del Partido Popular a la Presidencia de la Junta
MÁLAGA. Actualizado: GuardarJavier Arenas (Olvera, 1957) encajaba ayer con su mejor sonrisa -«y humildad, mucha humildad»-desde el balcón de la sede del PP el mazazo más duro en su vida política, la amarga miel de una victoria inédita en votos pero sin mayoría para gobernar. Las urnas convertían en pesadilla el sueño de los sondeos para este líder perseverante y correoso, 30 años en primera fila de la política, la mayoría de ellos para situar al centroderecha en el poder en Andalucía. A la victoria con sabor a derrota de ayer llega con tres fracasos que encerraron avances en votos y escaños: 1994, 1996 y 2008. El castigo de este domingo al PSOE se ha salido del guión previsto por el PP, sobre todo en una última legislatura donde el líder de los populares pilotó un profundo cambio interno en el partido con triunfos inéditos en las municipales y las generales de 2011.
Sin arriesgar
En la reciente campaña, Arenas se ha medido a un PSOE en su peor momento y lo ha hecho con una estrategia de euforia contenida en la que ha lidiado con el calendario sin pausa de medidas impopulares de Rajoy. En 15 días de actos públicos, Arenas solo ha mencionado dos veces al PSOE y una sola vez a Griñán, al que en privado elogia, a diferencia de Chaves. El líder popular apenas ha arriesgado en su cuarto asalto a San Telmo, aunque su solvencia de candidato pagara un precio. Con su órdago en el plante del debate de candidatos en Canal Sur quiso evitar turbulencias cuando el viento de los sondeos soplaba de cola. La refoma laboral ha sido una munición valiosa para PSOE e IU, pero él quiso blindarse con promesas de austeridad y de 'noes' a los recortes en sanidad, educación y asuntos sociales. Incluso con su mensaje sobre el PER -130.000 beneficiarios expectantes- sorprendió. «Habrá dinero», dijo, para recordar acto seguido que el sistema se remonta a aquel lejano empleo comunitario que creó UCD, donde él comenzó en política. Aparentemente quedaba desactivada el 'copyright' socialista sobre el voto cautivo, uno de los viejos demonios familiares del PP..
Pero la última campaña ha sido, sobre todo, la de otras siglas: ERE. Con tacto de artificiero y el sumario de la jueza Alaya como manual de esta bomba de corrupción, Arenas y su fidelísimo Antonio Sanz han tratado de minar al PSOE ante un escándalo de enorme alcance político. Los detalles del despilfarro, arbitrariedad y de un neoseñoritismo en juerga constante con dinero público entraron sin freno en campaña a bordo también de los autos de la jueza Alaya, que se colocó en el punto de mira del PSOE por apretar el acelerador procesal en los días clave. Ante el 'modelo' de gestión de personajes como Francisco Guerrero camino de la cárcel, desempolvar la vieja imagen de la campaña del 94 de Arenas y el limpiabotas, -la foto de la que más se arrepiente Arenas- se antojaba una bala propagandística, pero el PSOE volvía a usar pero a la desesperada. Sin embargo, la bronca por la tardanza de Arenas en revelar sus retribuciones que le situaban como el político andaluz, mejor pagado, marcó la agenda del verano de 2011.
Arenas ha encarado hasta ahora cada derrota con una perseverancia optimista, su forma de estar en política. El cataclismo de ayer será la prueba definitiva. El 25M evoca la cita de 1996, donde la euforia previa se topó en las urnas con un Chaves 'vitamínico' que le dio inesperadamente la vuelta a las encuestas. La 'pinza' de acuerdos con IU había forzado a Chaves al anticipo de elecciones, pero las urnas desaprobaron la estrategia. El PSOE se quedó sin mayoría absoluta, pero castigó a IU apoyándose en los andalucistas. Arenas digeriría esa segunda derrota desde su puesto de ministro..
La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez asumiría la travesía del desierto, pero tras un segundo fracaso, en 2004, tiró la toalla y dejaba atrás cinco años como presidenta del PP-A. Todos miraban a Arenas, que volvería a remangarse.
La doble victoria del PSOE tras el zarpazo terrorista del 11-m, en las generales y andaluzas, le sorprendió en la cima de su carrera, como vicepresidente del último Gobierno Aznar. Comenzaban para él y para Rajoy -otro corredor de fondo- las dos legislaturas de Zapatero. El reto andaluz se enquistaba y el PP apostó por cambiar la imagen de un partido que lo asociaba a la derecha clásica sin apenas opción en el mundo rural. El combustible para tanta carretera, especialmente en la última legislatura, fue la intuición de que el ciclo socialista se desvanecía bajo la corrupción, la crisis, la división interna y el millón de parados. El objetivo: renovar personas, imagen y modos del PP incluso en la Andalucía rural más fiel al PSOE.
El vuelco tampoco llegaría en 2008, pero los 47 diputados, cifra récord, marcaban un camino más que esperanzador. De esas giras de más de cien mil kilómetros al año no escapó ni Marinaleda, donde Arenas dio un mitin sin público, pero con periodistas. Los resultados históricos en las últimas elecciones municipales y generales en Andalucía certificaron el acierto de una estrategia personalista, pero que alentaba toda una revolución en los cuadros dirigentes para tutear también al PSOE en las ciudades medias, incluidos bastiones como Dos Hermanas, donde Arenas traspasó con Rajoy una nueva línea roja.
Arenas siempre se ha reinventado. Ya en la transición se armó de escaño y puestos de primera fila en la sopa de siglas de la UCD para emprender, con la debacle del 82, una larga marcha que inició como el concejal más joven de Sevilla. Con el harakiri de Fraga en favor de Aznar, en 1989, la refundación del PP lo situaría como segundo del PP-A, pero su actividad se centraría en el Congreso hasta 1993. Ese año es elegido presidente de los populares en Andalucía, la credencial para medirse por primera vez a Chaves. Logró un año más tarde doblar el número de escaños para el PP. En el segundo pulso, dos años después, privó al PSOE de la mayoría absoluta pero pondría de nuevo rumbo a Madrid: Ministro de Trabajo (1996-1999), secretario general del PP (1999-2003) y ministro de la Presidencia y vicepresidente (2003-2004). Aznar -»el mejor presidente de España»- premiaba su papel clave en viraje al centro que se traduciría en la mayoría absoluta del 2000.
El andaluz con más peso en el PP, lleva la política en las venas y ya sus primeros devaneos le pusieron cuesta arriba finalizar Derecho. «Por eso les insisto a mis hijos -Carlitos, Marta y Javi- para que no dejen que la 'dichosa política' se les cruce en sus estudios», aseguraba en una entrevista.