PERROS
Actualizado: GuardarEntre todas las formas de dar por zanjada una entrevista de las que he sido testigo, sin duda la más original fue la de Paulina Rubio. «Bueno, te dejo -me dijo- porque me están llamando mis perros». Y sí, al fondo se oían abundantes ladridos. Así que mentir, no mintió. Pero sus perros llevaban ladrando prácticamente desde que comenzó la entrevista, de modo que a esta periodista le dio la impresión de que el limpio corte ejecutado por la cantante fue más bien la consecuencia directa de una pregunta a su juicio incómoda o indiscreta. De esto hace ya mucho tiempo. Luego han venido artistas y entrevistas que han hecho buena a Paulina. Una santa. Porque peor que algunos perros son ciertos mánagers. Y si la estrella brilla en el firmamento de Hollywood, ya ni te cuento. Allí al mánager y al representante se le suma el publicista. O sea, el trío Calavera. A cuál más represor e inquisitivo. Una vez tuve que entrevistar a una rutilante y rubísima 'superstar' hollywoodiense en una sala de un hotel mientras su publicista, arrodillada en el suelo a mi espalda (pero frente a ella), se entretenía en hacer su equipaje... A cada pregunta mía, la actriz miraba a la de la maleta con cara de («¿Mamá, puedo?») y ésta supongo que le daba permiso para responder o no. Mejor dicho, no lo supongo, lo sé, porque hubo momentos en los que a mi espalda tronó algún que otro: «¡No! De eso no va a hablar. Haga usted otra pregunta». Al ambientazo reinante, añádanle el estresazo de tener que hacer una entrevista de más de 20 preguntas en menos de cinco minutos (y encima dando las gracias por el enorme favor recibido). Más recientemente, tuve que entrevistar a un celebérrimo futbolista frente a una especie de tribunal formado por su padre, su representante y demás parientes... Iba a quejarme, pero recordé que él también ejerce su trabajo ante la atenta mirada de un árbitro y que la entrevista 'arbitrada' es el último grito en periodismo. En fin, volviendo a Paulina y a su manera de zanjar un asunto... Que se prepare Colate.