Cazorla le pone picante a la Liga al empatar con un golazo en el alargue
El Real Madrid, siempre a la contra, disfrutó de muchas ocasiones pero su desacierto lo castigó el rival, que recorta la distancia con el Barça
MADRID. Actualizado: GuardarEl Madrid a correr y contragolpear todo lo posible; el Málaga, a tocar, dominar y poner pausa. Dos estilos válidos, igual de legítimos, que distinguen los estilos propuestos por Pellegrini, más ensoñador, y Mourinho, más pragmático. Y dos tendencias que permitieron disfrutar de un partido notable en el Bernabéu que eleva el prestigio de una Liga que hoy por hoy es la envidia de Europa en cuanto a fútbol. En lo que respecta a deudas, organización, calendario, facilidades para los medios y explotación de derechos es otro cantar, un desastre sin parangón entre los grandes campeonatos.
Esta vez, el Madrid se dejó dos puntos que animan el torneo porque no aprovechó sus oportunidades como en duelos precedentes, el árbitro le escamoteó algún penalti y Cazorla empató al ejecutar con suma precisión un golpe franco, ya en el descuento, junto al poste que defendía Casillas. Pudo ser madridista el asturiano, como Silva, pero Florentino y Mourinho entienden que es mejor pagar por extranjeros tipo Coentrao. Esta vez, recibieron el castigo por parte de uno de los centrocampistas más técnicos y exquisitos.
A pesar de presentarse con dos medios tan defensivos como Demichelis, en el eje por la baja de un hombre básico como Toulalan, y el exatlético Camacho, el equipo andaluz salió a escena con valentía. Trató de dejar siempre cinco jugadores por detrás del balón para frenar la salida del rival de pegada inigualable, pero cuando se asocian tipos como Joaquín, Iasco, Cazorla y Rondón da gusto verles combinar. Les falta ese afán competitivo y carácter ganador que distingue a sus adversarios. Era mejor el Málaga pero no había dudas de que ganaría el Madrid.
Ni siquiera el murmullo que se escuchó desde la grada durante algunas fases del primer tiempo permitía pensar en un tropiezo blanco. Cuando un equipo adquiere una dinámica ganadora, tiene el ramillete de estrellas en ataque del Madrid y se ve campeón, parece imposible frenarle. Cuestión de calidad pero también de autoestima y 'autoconfianza', virtudes que puso de moda Radomir Antic cuando ganó el doblete con el Atlético en 1996. Pero la 'Champions' suele penalizar.
El Málaga merodeaba pero no golpeaba. Asustaba incluso en un balonazo de Willy Caballero que se comió la defensa y salvó Casillas con el pecho, fuera del área. Joaquín se gustaba con regates tan bellos como intrascendentes a Kaká, en propio campo visitante.
'Mou' se levantaba del banquillo con cierta preocupación pero en su fuero interno tampoco le disgustaba que el balón fuera del rival y la sensación de peligro de su tropa. Avisó Benzema tras una pared con Cristiano pero tiró demasiado cruzado. A la segunda, el francés ya no perdonó. Cristiano, rodeado de adversarios, se sacó un centro magistral, Caballero midió mal y se quedó a media salida y Karim aceptó el regalo. Mucho más grave que ese error fue ver como Pepe, siempre él, saltaba con tanta potencia que le metía la rodilla casi en la nuca a Isco. Otra acción del luso que quedó impune y agranda su leyenda negra.
La segunda mitad acentuó las diferencias de estilo, pero cada vez con menos aproximaciones de un Málaga lento y cansado y más llegadas a la contra del Madrid. Sentida ovación a Van Nistelrooy, que entró por Rondón pero apenas pudo participar. Es un profesional ejemplar, todavía hará goles, pero sus mejores días pasaron hace tiempo. Se pudo cerrar el duelo con dos ocasiones excelentes, pero Caballero sacó una mano soberbia a disparo de Cristiano y Benzema lanzó al anfiteatro un pase de Özil. Minutos de descanso para Kaká en una noche en la que rotaron Arbeloa e Higuaín, quien solo salió al final. Dos noticias para cerrar: no marcó Cristiano y Cazorla le puso cierto picante a un campeonato teñido de blanco.