ESCARAPELAS

Yo había escuchado por la radio que la alcaldesa iba a entregar a diversos representantes de la sociedad gaditana unas bizcotelas, pero luego ya lo leí en el periódico. No eran bizcotelas, sino escarapelas. La sordera que cada día me tiene peor.

Las escarapelas son como un pin, pero a lo fino, más grande y hermoso y no me equivoqué mucho con la sordera, porque casi tienen el tamaño de una bizcotela, pero de vivos colores, como una bizcotela floreada.

Cádiz está llena de colores estos días, no cabe duda. Llevamos una semana que más que veíamos por la ciudad a gente con chalecos verde fosforito. Me han dicho que Romaní, emocionado ante la obra, la de San Juan de Dios me refiero, le quiso poner un chaleco fosforito hasta a Moret, para que también la estatua se pusiera a enlosá San Juan de Dios.

Por eso después de tanto verde fosforito, de tanto correr, Cádiz necesitaba ponerse malva, el malva, color pendón del Torreón de Puerta Tierra, que tanto sosiego da al gaditano.

Que emoción llevar en el pecho la escarapela, como si te tatuaran en su tinta, como los chipirones, el nombre de La Josefa (ya se sabe que lo de Pepa no gusta). Que bien escogidos los colores, además del malva del Pendón, el verde que lo mismo puede representar las hojas de los naranjos de las calles de Cádiz como el verdín de la piedra cuadrá y como final de esta triada mágica, el amarillo. Como puede faltar el amarillo en Cádiz, no el del cazón, sino el del equipo campeón, ese al que todos los gaditanos, eurito a eurito, le hemos puesto un estadio. Ayer hasta ellos se unieron al Bicentenario metiéndole un bicuaternario al Almería.

La escaparela es la alegoría perfecta de Cádiz: el amarillo del equipo de furbo, el malva de la túnica de la Humildad y Paciencia y el verde de un chalequito de corista de Carnaval.se puede pedir más. Cádiz es así, antioxidante, tres en uno. Mi más sincera enhorabuena por la idea de la escarapela. No se podía resumir de forma tan exacta todo lo del Bicentenario: Escarapela, mucha cara y poca pela.