El presidente del PP-A, Javier Arenas, y la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, saludan a los asistentes al mitin en Granada. :: EFE
elecciones | 25m

Arenas respeta, Cospedal arremete

La presidenta manchega exige a PSOE y sindicatos que piensen más en los trabajadores y menos en sus propios intereses. El candidato popular presenta en Granada «100 medidas de gobierno» para Andalucía

GRANADA Actualizado: Guardar
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Javier Arenas sigue apartando malezas de la alfombra roja que las encuestas le han tendido para llegar a la presidencia de la Junta de Andalucía. Hay temas que el candidato popular prefiere apartar para que no ensucien su camino hacia ese objetivo cada vez más cercano. Le restan siete días para despejar la incógnita de la mayoría absoluta y la campaña se empeña en poner pequeñas piedras sobre la senda que su estudiada estrategia electoral delimita entre dos líneas. Una de esas piedras, la principal, es la voz contestataria hacia la reforma laboral que su partido ha introducido tras su regreso al poder nacional. La huelga general se ciñe sobre la figura del que pretender ser presidente de la Junta de Andalucía. Su actitud ante este tema es prudente, aunque defienda a capa y espada las políticas de Mariano Rajoy, las únicas que él y sus compañeros creen válidas para sacar a España y Andalucía del atolladero del desempleo y la desidia financiera.

Esa prudencia se refleja en su tacto hacia las organizaciones sindicales que han montado esa huelga y hacia los líderes sindicales que se hacen fotos con el 'enemigo'. Esa postura no le hace ningún favor, pero Arenas lleva días procurando que el dragón sindical no le queme con su fuego. Respeto es la palabra que más sale de su boca cuando de los representantes de los trabajadores toca hablar.

Arenas respeta. En cambio, Cospedal arremete. La secretaria general del PP español tiene su sillón ganado en Castilla La Mancha. No está en campaña para ella, lo está para un compañero. Y el relax que eso produce invita a dejarse de eufemismos propios de un período electoral. Se escenificó ayer en Granada, en la plaza de las Pasiegas, delante de la fachada de la catedral levantada por Diego de Siloé y ante 4.000 enfervorizados y atentos simpatizantes y militantes. «Le pregunto al PSOE y a quienes convocan la huelga cuándo van a pensar en los que no tienen un puesto de trabajo, cuándo dejarán de pensar en los intereses particulares y partidistas de los unos y de los otros en vez de en el de los trabajadores», arremetió la manchega. Como contrapartida, defendió que el PP «es el partido que cree en los trabajadores y trabajadoras, y sí, es el partido que crea empleo».

Contención y mesura

Arenas se muestra más comedido ante esa espita. Siempre antepone las palabras «respeto» y «mucho» cuando nombra a los sindicatos. Eso no quita para que, a modo de rechazo hacia su postura, lance piropos a la gestión de Mariano Rajoy en sus primeros tres meses de gobierno. Es su fórmula para hacer entender a los ciudadanos que los sindicatos están enfrascados en el error y que las bondades están en las medidas del gobierno central. «Está consiguiendo (Rajoy) recuperar la confianza desde la verdad a Europa», elevó, para enfatizar además que, pese a esas reformas planteadas, «la educación, la sanidad y los servicios sociales son sagrados». Contra sus rivales políticos, en cambio, no muestra piedad alguna. «Señores del PSOE: no es muy creíble que nos dejen cinco millones de parados y al día siguiente cojan la pancarta del empleo, como no tiene sentido que no le den 100 días de gracia a Rajoy», dijo.

Las líneas maestras del 'plan Mariano' se dibujan también en su ideario andaluz. El candidato popular a la Junta de Andalucía eligió Granada para presentar su catálogo de '100 medidas de gobierno'. La gran mayoría las ha ido avanzando en los meses previos a la campaña y a lo largo de estos nueve días de trasiego por poblaciones de la geografía andaluza, en esa contrarreloj final por arañar los votos necesarios que le aseguren la mayoría absoluta para gobernar. Si es que no los tiene ya. Los sondeos, al menos, lo anticipan. No hubo novedad al respecto en ese enjambre de iniciativas propuestas, salvo que ha reunido el centenar más importante en esa suerte de 'vademécum' político. Él mismo, sobre el atril de las Pasiegas, enumeró las diez más relevantes, que van desde el «gran pacto por el empleo» hasta el «plan individual de protección a las mujeres maltratadas», pasando por su «plan de ahorro del gasto corriente» y por su idea de «suprimir el impuesto de sucesiones y donaciones», entre otras cuestiones.

Mientras tanto, continúa luchando contra el «miedo» que tratan de infundir sus adversarios del PSOE hacia el electorado. Es la vacuna socialista contra su propio temor a alcanzar la debacle final en Andalucía o el desasosiego que produce en su fuero interno la posibilidad que el candidato que nunca les ha ganado, lo haga por primera vez con José Antonio Griñán como cabeza de turco. En la capital granadina, Arenas se inventó una pegatina, aún no diseñada, contra esa táctica del contrincante. Impreso llevaría el lema «Miedo no, gracias». Ese adhesivo que colocó en el pecho de su discurso tiene un fin: derrotar «al doberman», «al fondo de reptiles» de la trama de los ERE y «al miedo y la resignación».

Los ERE, al margen

Curiosamente, Dolores de Cospedal no hizo mención alguna al asunto del fraude en las subvenciones para los desempleados. El 'caso Guerrero' debe pillarle algo lejos. Tampoco, como era lógico, se refirió a la renuncia de su marido, Ignacio López del Hierro, como consejero de Red Eléctrica, forzada, según El País, por el propio Mariano Rajoy. En cambio, sí fustigó a los socialistas por sus críticas a la banca. Tachó de demagogos a «estos que tanto que hablan de clases y tanto insultan a los ricos y a los bancos y esas cosas, y no se preocuparon de que el dinero llegara a las empresas». Yreincidió sobre una expresión que sabe «que les molesta», que no es otra que «el PP es el partido de los trabajadores».

Pero fue la palabra «miedo» la que más utilizaron los intervinientes populares sobre el atril. Además de Arenas, lo hizo el candidato número uno por Granada, Carlos Rojas, también se postuló contra esa estrategia socialista: «El único miedo que podemos tener es que sigan los mismos que han estado 30 años, que sigan el paro y la corrupción. No tenemos miedo al cambio», señaló. Para el PP-A, el único temor es no lograr la mayoría suficiente que les concede un triunfo histórico.